En la pantalla fracturada

Crítica

El reparto de 'Todos tus secretos', al completo frente a la pantalla.
El reparto de 'Todos tus secretos', al completo frente a la pantalla.
Simón Cano Le Tiec

19 de abril 2015 - 05:00

Todos tus secretos. Zonazine. España, 2014. Dirección y guión: Manuel Bartual. Intérpretes: Cristina Gallego, Dani Pérez Prada, Rocío León, Ingrid García Jonsson, Xabi Tolosa, Pepón Fuentes, Miguel Esteban, Lorena Iglesias, David Pareja, Raúl Navarro.

Hay algo detrás de esta propuesta que jamás funcionará, y es lo evidente: la pantalla fracturada en nueve planos fijos (que a lo largo de la película se verán algo menos de veinte con esa misma división). Como innovación no ayudará a captar acólitos a esta moda proliferada por Nacho Vigalondo con su Open Windows y llevada a un sano extremo con 10.000 km. Pero todo esto de cara a la galería, claro; su atractivo comercial es cero, y es una lástima. Entre todos los personajes, cuyas vidas convergen de diversas formas (casi todas forzadas pero milagrosamente bien ejecutadas), se experimenta una naturalidad implícita en su día a día, en cómo la tecnología toca y destruye la plasticidad de su relación, y en la extraña sensación de que las últimas generaciones lo han podido vivir todo de parecida manera. En Todos tus secretos, el amor empieza y se disuelve en medio de un sinvivir, y empieza a exponerse su aparente simplicidad ante los demás como el tejemaneje de emociones que a veces desentona con lo que se aprecia en las comedias románticas. Y aunque aquí todo se resuelva más en pro del happy ending para que el espectador recoja y se vaya a casa sin atender a mucho más, da la impresión de que el resto del metraje es todo lo excelente que puede ser, que exprime solventemente una fórmula que desde su nacimiento está destinada a la muerte.

La crítica a las redes sociales se evidencia a través del deterioro de la vitalidad del hombre. Poco a poco, hasta que el hablar se convierta en un mero trámite, estos personajes irán convirtiéndose en parodias de lo que el mundo más o menos cree que son los dependientes de la tecnología. En medio de todo este tremendo cúmulo de opiniones (todas vertidas de forma muy subversiva), hay una historia agradable que le vale de vehículo, que bien se podría desguazar; aquí lo que importa es el motor.

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