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'Nos vemos en otra vida': cómo se consiguieron los explosivos del 11M

Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo, creadores de la serie 'Nos vemos en otra vida'.

Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo, creadores de la serie 'Nos vemos en otra vida'. / Javier Albiñana

El 11 de marzo de 2004 la vida se paró en todo el mundo. Los atentados perpetrados ese día marcaron un antes y un después en la historia de España. Nada volvió a ser lo mismo después de vivir el mayor atentado yihadista en Europa que acabó con la vida de 193 personas y donde resultaron heridas cerca de 2.000. A dos décadas de aquel suceso que dejó una profunda huella en la memoria colectiva, llegan Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo para contar lo sucedido tal y como fueron a través del relato de Gabriel Montoya Vidal que recogió Manuel Jabois en Nos vemos en esta vida o en la otra. La serie, titulada, Nos vemos en otra vida se estrena este lunes en el Festival de Málaga y estará disponible en Disney + a partir del 6 de marzo.

El proyecto no ha sido fácil. Desde que Jabois publicó su libro los cineastas estaban interesados en trabajar para llevar la historia a la gran pantalla. En un primer momento iba a ser una película, pero observaron que “para que la trama no asfixiase a los personajes el formato de miniserie iba a ser más cómodo y satisfactorio”, ha asegurado Alberto Sánchez-Cabezudo en una entrevista a este periódico.

La serie se centra en la historia de Gabriel Montoya Vidal, un adolescente de 16 años, que junto a Emilio Suárez Trashorras, fue cómplice del robo de los 600 kilos de dinamita de Asturias que los yihadistas utilizaron en el atentado del 11M. Todo comienza en el momento en que Gabriel, también conocido como Baby, conoce a Emilio y el audiovisual cuenta cómo se desarrolla su relación durante los ocho meses siguientes hasta que detuvieron al joven. Paralelamente se muestra cómo fue su paso por la cárcel de menores hasta el macrojuicio, para terminar 10 años después con la entrevista que Manuel Jabois le hizo.

“Es un tema delicado”, ha incidido Alberto. Detrás de estos sucesos “hay víctimas y afectados con nombres y apellidos y contarlo desde el punto de vista de los que provocaron tanto dolor es delicado”. Por ello, desde el minuto uno en el que se embarcaron en esta aventura hablaron con las víctimas para pedir su permiso y que supieran que no querían “entrar a describir el 11M desde lo morboso y el día de los atentados”.

En este sentido, Jorge Sánchez-Cabezudo ha remarcado que entendieron que la mejor manera de contar esta historia era “no mostrar imágenes” y utilizar los testimonios del macrojuicio para narrar la historia, ya que estos “sobrecogen” al espectador. Además, el cineasta ha apuntado que “se ha embarrado la historia y se ha difuminado mucho lo que pasó con la discusión política, llegando a conseguir que no se supiera muy bien lo que había pasado”.

Con el apoyo de los afectados, ambos cineastas supieron que querían contar esta historia desde lo local y buscar a un joven de 16 años asturiano como protagonista. Lo consiguieron. Roberto Gutiérrez apareció de repente sin planearlo. “Un domingo a la salida de un McDonalds, Lucía, la encargada del casting, lo vio salir con un desparpajo, se acercó a él y le hizo grabar un vídeo para una serie”, ha contado Jorge. Tras ver la grabación lo supieron. El papel era suyo.

Poco a poco los personajes fueron llegando hasta ellos, dando así con Támara Casellas y luego con Quim Ávila, que junto a Roberto crearon el personaje de Baby joven y Baby adulto. El más complicado de encontrar fue Emilio. Vieron a muchos actores, pero estaban buscando la “imprevisibilidad” y cuando dieron con Pol López que había ido al casting por otro personaje “le dijimos tu eres Emilio”.

Para Nos vemos en otra vida consideran que es “un relato necesario” al que le ha llegado el momento perfecto para contar realmente lo que sucedió. Con este proyecto han señalado que “hay una obligación de darles dignidad a las víctimas y que quede encima de la mesa para dejar que sea un trauma y se pueda superar”. Además, han añadido que este atentado, que dividió a la sociedad española, “ha quedado un poco en el olvido” y debe ser recordado para poder sanar las heridas que aquel trágico acontecimiento dejó.

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