I diari di Angela - noi due cineasti. Capitolo secondo | Festival de Cine de Sevilla

Lo que quedó y lo que se fue

La cineasta Angela Ricci Lucchi

La cineasta Angela Ricci Lucchi

Si somos cerebrales y analíticos no encontraremos letreros indicativos que nos señalen una soleada alameda para pasear desde el cine de Jean-Marie Straub y Danièle Huillet hasta el de Yervant Gianikian y Angela Ricci Lucchi, salvo que ambas parejas lo eran profesional y sentimentalmente. Reconozco también que su artesanado, su precariedad laboral, y probablemente financiera, y su cuidadoso amor por el cine los hermana en mi galaxia cinematográfica de alguna manera. Pero hay algo más que los conecta en mi memoria y en mi corazón, la muerte de ellas dos dejándolos solos, devenidos ahora en viudos cinematográficos, la mitad de una pareja, la mitad de un cineasta.

¿Qué falta? ¿Qué ha permanecido? Preguntas difíciles y dolorosas de responder que esta segunda entrega de los hermosos Diarios (cinematográficos, fotográficos, literarios, pictóricos) de Angela Ricci Lucchi, a los que Gianikian intenta a tientas darle forma y compartir con nosotros, aportan algo de luz. No obstante, nos asalta (y supongo que a él también) una primera duda, un primer pudor, a la hora de apropiarnos como voyeurs del diario personal de una difunta, cuita rápidamente exorcizada por la capacidad sanadora del cine para acercarnos al fantasma, para devolvernos de las tinieblas a nuestro amado y llorado revenant.

Y como el Mekas anciano y solo en la estremecedora As I was moving ahead occassionally I saw brief glimpses of beauty, cuando gracias al cinematógrafo volvía a revivir su juventud matrimonial, Gianikian nos resucita a Angela Ricci Lucchi en mágicas sobreimpresiones en Súper 8, donde parece levitar sobre las aguas, donde bajo los adoquines baten suavemente las olas, y, desconsolados como niños, nos parece al verla ahora que no está tan mal allí donde se fue.