La danesa Susanne Bier (En un mundo mejor), el austriaco Michael Haneke (Amor), el italiano Paolo Sorrentino (La gran belleza), el polaco Pawel Pawlikowski (Ida), el húngaro László Nemes (El hijo de Saul) y el también danés Thomas Vinterberg (Otra ronda) han sido los últimos cineastas europeos en ganar el Oscar al mejor filme de habla no inglesa, que ahora se denomina “mejor película internacional”. Muchos de ellos han pasado por Sevilla.

Aunque en los últimos años la Academia ha mirado hacia Asia Oriental (Parásitos, Drive my car), la presencia y el peso del cine del viejo continente siempre están garantizados en la recta final de nominaciones. Con las candidatas nacionales ya proclamadas, en este SEFF encontraremos al menos a nueve de ellas entre las distintas secciones: representando a Suecia, Holy Spider, de Ali Abassi, en la sección oficial, donde también concursa la cinta francesa y reciente ganadora del León de Plata Saint-Omer, de Alice Diop, y la belga Close, de Lukas Dhont, que reafirma su emergencia en el panorama internacional después de la estupenda Girl.

Igualmente candidatas a los Premios EFA, la polaca EO, del veterano Jerzy Skolimowski, un filme humanista a vista de burro, y la austriaca Corsage, de Marie Kreutzer, retrato desmitificador de la famosa emperatriz Sissy interpretado por Vicky Krieps, también cuentan con opciones de llegar al quinteto finalista. Más complicado lo tiene la cinta croata Safe place, en Nuevas Olas.

Representando a Camboya, Palestina y Japón respectivamente, Regreso a Seúl, de Davy Chou (Las Nuevas Olas), Mediterranean fever, de Maha Haj, y Plan 75, de Chie Hayakawa, ambas en la sección Historias Extraordinarias, confirman que los fondos, las productoras y los festivales europeos siguen siendo indispensables para la co-producción del mejor cine de autor internacional.