Crítica 'No Home Movie'

La restitución

No Home Movie. las nuevas olas. Documental, Francia, Bélgica, 2015, 115 min. Dirección: Chantal Akerman.

La muerte de una cineasta capital como Chantal Akerman ha intensificado la lupa sobre su última película, cuando el interés de programadores y críticos por su cine no parecía demasiado elevado desde La captive. Los que conocieron personalmente a Akerman, incluso sólo un rato, casi siempre decían lo mismo: terminará suicidándose; otra vez el frágil hilo que se rompía, como Serge Daney resumiera en aquel obituario inolvidable a Jean Eustache. Quedaba este testamento, en el que cabría suponer las claves definitivas.

Claro que todo estaba dicho, y cualquier cinéfilo de bien sabía que Akerman extrajo buena parte de su cine del universo materno -y de lo hogareño, lo inmueble, como su problemática extensión-, ya alimentándose de su silencio de opaca superviviente de Auschwitz, ya enfrentándose a su pasividad desde la militancia feminista (Jeanne Dielman, un filme "tirado a su cara", como reconociera la propia cineasta en un reciente y modesto documental que bien podría haber acompañado a este adiós, I don't belong anywhere, de su productora y colaboradora Marianne Lambert); con lo que el encadenamiento de desapariciones entraba dentro de lo esperable por casi todos.

¿Qué es entonces No Home Movie? Un acto de despedida de nulo interés policiaco (no había caso que resolver), escaso valor fílmico e incalculable dimensión cinematográfica: literalmente un acto de amor que se nutre de imágenes planas, descuidadas e incluso desagradables con las que Akerman termina por reintegrar la duración a su origen: esa imagen-directa, deleuziana, del tiempo que se regala a la madre en la mesa, en la charla, en los tonteos de función fática de una llamada por Skype; todo por estar juntas un poco más, por alargar el momento del corte.

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