El adiós a Cayetana de Alba

Cayetana eligió Dueñas para morir

  • La duquesa permaneció las últimas horas en su residencia de Sevilla rodeada de su familia.

Las horas de la angustia. Así vivieron los familiares y amigos de la duquesa de Alba los últimos instantes de su vida en el  Palacio de las Dueñas, donde la aristócrata fue trasladada por expreso deseo de ella y de sus hijos la noche del martes, después de permanecer desde el domingo en la clínica Quirón Sagrado Corazón. Dicho ingreso se debió a una infección pulmonar derivada de una neumonía, a lo que se unió la gastroentiritis que padeció la semana pasada. Su estado de salud no mejoró y sufrió varios fallos orgánicos. La fuerza de su corazón fue lo que le prolongó la vida.

Rostros cabizbajos y apesadumbrados. Así se mostraban todos los que salían del Palacio de las Dueñas. Nadie hablaba. Nadie hacía un mínimo comentario ante la multitud de medios que se concentran desde la noche del martes ante la puerta de la casa sevillana de los Alba. Ni siquiera para desmentir los rumores que circularon durante todo el día por las redes sociales y los chat de telefonía móvil, en los que se llegó a confirmar el peor de los desenlace horas antes de que se produjera. Silencio rotundo. Sólo escuetas informaciones de las personas más allegadas a la duquesa o de sus hijos en las que aseguraban que Cayetana-Fitz James seguía viva, aunque su salud empeoraba por minuto.

Dentro del palacio se instaló una especie de UCI para atender la evolución de la aristócrata, que se encontraba sedada y semiconsciente desde la madrudaga del miércoles. A pesar del tratamiento recibido, la infección pulmonar no remitió, situación condicionada por su avanzada edad, como apuntó el equipo médico de la clínica Quirón Sagrado Corazón. Según pudo saber este periódico de fuentes médicas cercanas a la duquesa, ya por la mañana los riñones dejaron de funcionar y el tratamiento diurético no le causó efecto.

Durante la mañana del miércoles no dejó de llegar material médico al palacio. A primera hora entró una furgoneta cargada de botellas de oxígeno. También la citada clínica trasladó parte de su instrumental hasta la residencia de la duquesa. Algunos de los amigos íntimos y familiares -fuera del foco de las cámaras- aseguraban que la aristócrata se mantenía viva "gracias a la fuerza del corazón, pues el resto de los órganos ya le habían fallado".

Cayetana Fitz-James estuvo acompañada en sus últimas horas de todos sus hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo (con su mujer Inka Martí), Fernando, Cayetano y Eugenia. También se encontraban sus nietos Fernando, Jacobo y Cayetana (hija de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo). Tampoco faltaron sus ex nueras Matilde Solías, Genoveva Casanova y María Eugenia Fernández de Castro.

Hasta el Palacio de las Dueñas se trasladó el capellán de la casa de Alba y confesor de la duquesa, Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, quien le dio la extremaunción. Este sacerdote fue quien ofició la tercera boda religiosa de la aristócrata el 5 de octubre de 2011, cuando contrajo matrimonio con Alfonso Díez, quien no se ha separado de su esposa estos días.

Han sido varios amigos de la duquesa los que se han acercado hasta Las Dueñas. Una de las primeras fue Mercedes Vázquez, hija del diestro Pepe Luis Vázquez e íntima amiga de Eugenia Martínez de Irujo. También estuvo el anterior delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, quien medió para que en el Museo de Bellas Artes se expusiera la colección de pintura de la Casa de Alba. Ya por la tarde se acercaron el escritor y periodista Antonio Burgos, el torero Curro Romero y su mujer Carmen Tello, quien no ocultaba en su rostro la preocupación por el momento tan crítico que vive su íntima amiga. Tello se limitó a decir que Cayetana Fitz-James es "muy querida porque se ha dado a querer mucho".

La expectación por el estado de salud de la duquesa se podía contabilizar en el número de unidades móviles instaladas delante del convento del Espíritu Santo, a escasos metros de la residencia de la aristócrata.  Hasta seis dispositivos para transmitir la información en directo se contabilizaron, mientras que en el acceso al palacio se concentraron una treintena de periodistas, algunos de los cuales permanecieron toda la madrugada de ayer en la explanada de la calle Dueñas -vallada en todo su perímetro- a la espera de una declaración..

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