Es alta, elegante y muy educada. Carmen Martínez Bordiú sabe brillar con luz propia en cualquier fiesta donde sea invitada y en la que, igual que en la ocasión que nos ocupa, ejerza como madrina de honor. Una cita que tuvo lugar este fin de semana en Sevilla con motivo de la inauguración de "Grado floristería" establecimiento cuyo propietario, Javier Grado, pudo contar con su presencia gracias a la amistad que a ambos le une. Después, Carmen -que bajó al Sur sin su esposo, José Campos-, salió a cenar con unos amigos y se dejó llevar por el embrujo de una noche con olor a azahar…

-La encontramos constantemente por nuestra tierra donde incluso, durante su relación con Roberto Federicci, tuvo una finca. ¿Cuándo va a decidirse definitivamente a venirse a vivir aquí?

-Bueno, mi marido es de Santander y se mueve pocas veces. Eso sí, siempre que puedo, bajo a esta ciudad. El resto del tiempo, debo estar allí con él.

-A propósito de su visita, ¿le gustan las plantas?

-¡Me encantan! Tanto las flores, como las plantas. Son seres vivos que transmiten alegría y dan felicidad. Ahora hay unos colores muy delicados que me apasionan.

-¿Le han conquistado alguna vez con una flor?

-Siempre. Precisamente lo único que me mandaban eran flores.

-Y usted, ¿las ha enviado a algún caballero?

-Regalar, no pero soy seguidora de Miguel Ángel Perera, el torero, y cuando da la vuelta al ruedo, le tiro una rosa.

-Le refería esto porque usted es una mujer poco típica, muy valiente. Lo mismo se atreve con presentar un programa, con ir a la selva o con participar en concursos de baile… ¿No le tiene temor a nada?

-No. Recuerdo que mi padre hacía muchos deportes duros y yo le preguntaba: "Papá, ¿no te da miedo?". Él me respondía: "¿Qué es eso?" y yo, como no sabía qué decirle, me callaba. Entonces comentaba: "¿Lo ves? Tú no lo tienes…". Supongo que es algo que tengo grabado pero no soy miedosa.

-¿Será, tal vez, la suya un alma de artista?

-Posiblemente. Afirman que los piscis la tenemos. Lo mismo se trata de eso…

-En los últimos tiempos la hemos seguido en alguna entrevista -como la de Dónde estás corazón- no muy afortunada. ¿Cuáles son, según usted, los límites?

-Resulta fundamental contar con un buen profesional cerca. Es como una partida de tenis. Si el de enfrente es bueno, tú también. Se puede tratar todo pero sin ofender y guardando las formas.

-Por cierto, ¿ha vendido ya su casa?

-(Risas) Aún está libre. Allí no hay flores pero la naturaleza es preciosa.

-¿Cuál es la estancia favorita en un hogar para Carmen Martínez Bordiú?

-El dormitorio. No soy de salón o sala de estar. Prefiero el dormitorio porque ahí tengo el ordenador, hago mis llamadas por teléfono, escribo…

-¿Y ahora? ¿Qué planes inmediatos le esperan?

-Marcho de viaje tres semanas a hacer la temporada taurina de América. Voy a México, donde aún no he estado en una corrida, y a Lima.

-Usted es una mujer muy popular desde que nació pero, ¿a qué personaje admira por su parte?

-A la madre Teresa de Calcuta. Siento no haber podido conocerla. Es alguien a quien he venerado muchísimo y con quien me hubiera encantado hacerme una foto.

-¿Es religiosa?

-Espiritual.

-Le provocará sentimientos encontrados la realidad que nos rodea, ¿no?

-Se están perdiendo muchas cosas pero, la esencia de las personas, sigue ahí y no se va a marchar nunca.