'Baloncodo', sí, es un deporte (andaluz)
Educación
Un profesor de Educación Primaria inventa un nuevo juego inspirado en la cultura regional.
La idea surgió por casualidad mientras realizaba su tesis doctoral con niños de primaria.
A veces de una simple casualidad nacen ideas originales. Si no que se lo digan a Norberto Domínguez. Hace cuatro años este joven profesor de Educación Física, de 29 años, estaba realizando su tesis doctoral –basada en la vuelta a la calma–, cuando este nuevo deporte tropezó ante sus ojos. Su idea original tornó de tranquilizar el cuerpo a subir las pulsaciones.
“Los niños se iban pasando la pelota haciendo circunducciones y estiramientos de cadera. En uno de esos pases me lanzaron la pelota y yo que tenía las manos metidas en los bolsillos le di con el codo, uno de los niños gritó: profe pareces el Cenachero”, explica Domínguez. Los niños empezaron a imitarle y fue entonces cuando surgió la idea de aprovechar la casualidad para idear un nuevo deporte.
La muestra de alumnos con los que trabajaba Domínguez para su tesis eran estudiantes de primaria del CEIP Hans Christian Andersen. Ellos forman parte primordial de esta invención. De hecho, fueron ellos mismos quienes poco a poco incorporaron muchas de las reglas del juego, quienes le dieron las designaciones a cada elementos y en sí, quienes le dieron vida y forma a Baloncodo.
¿Qué hace falta para jugar? Simplemente una cancha de baloncesto, una gymball –pelota utilizada en ejercicios de yoga– de 55 centímetros de diámetro y dos equipos de cuatro jugadores cada uno. Hay dos tiempos, de 12 minutos cada uno y la esencia es ganar puntos. ¿Cómo se gana? Acumulando el mayor número de puntos haciendo que la pelota dé tres botes seguidos en el campo contrario.
Además, lo que hace aún más especial el proyecto es que busca inspirarse en elementos de la cultura andaluza y, como no, malagueños. El principal homenaje se hace al Cenachero por la forma en la que se juega, con los brazos en jarra –esta escultura en bronce, realizada por el artista malagueño Jaime Fernández Pimentel en 1968, representa a un personaje popular de Málaga, que vendía pescado por las calles de la ciudad manteniendo el equilibrio entre los dos platillos de cenachos, de ahí su nombre–. Al área del triple (la que se utiliza para el juego) se ha designado con el nombre de Biznaga, por su forma parecida a esta flor típica de la tierra. Son ocho jugadores, como las provincias andaluzas; los puntos se designan con Sur, por lo tanto el equipo ganador será quien consiga más Sur.
Estimula la comunicación entre los niños y las niñas; permite que todos se sientan importante durante su práctica porque todos participan por igual, aprenden sobre su tierra, sobre su cultura y también “estimulan otro tipos de elementos como es el racionamiento lógico-matemático y la capacidad de comunicación (para ponerse de acuerdo hacia donde tirar)”, cuenta Domínguez.
Ayer, el profesor dio un paso más al reunirse con la delegada territorial de Educación, Patricia Alba, para establecer que el baloncodo se incorpore el año que viene en los centros educativos de la provincia de Málaga. “Queríamos hacernos eco de un proyecto que ha creado y está impulsando un docente de nuestro sistema educativo y cómo no, a la vez de darle la enhorabuena y las gracias”, señaló por su parte Patricia Alba.
Domínguez informó que empezarán a hacer las primeras pruebas en diferentes centros malagueños que se han ofrecido voluntarios.
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