Esta es la cala de Málaga más secreta de todas: una playa solitaria
La Cala de la Doncella es una de las zonas a las que más difícil es acceder en el entorno de Maro y Nerja
Tiene apenas 50 metros de longitud y unos cuatro metros de anchura, es uno de los arenales más pequeños del litoral malagueño
'El secreto mejor guardado' de Málaga al que se accede solo a través de este sendero

En plena temporada alta, cuando las playas de Málaga se llenan de sombrillas, toallas y visitantes, existe un pequeño reducto en la costa oriental que desafía la lógica del turismo masivo. En el término municipal de Nerja, cerca del límite provincial con Granada, se esconde una pequeña franja costera que muchos consideran la más secreta de toda la provincia: la Cala de La Doncella. Su ubicación, oculta entre los imponentes Acantilados de Maro-Cerro Gordo, la convierte en un enclave al que cuesta acceder, reservado para quienes se atreven a explorar más allá de los itinerarios convencionales. Con apenas 50 metros de longitud y unos cuatro metros de anchura, es uno de los arenales más pequeños del litoral malagueño.

La cala se encuentra en una pequeña ensenada protegida del viento, entre el Peñón del Fraile y la Torre de la Caleta, ambos situados en territorio nerjeño. A pesar de su belleza natural, ni los mapas oficiales ni plataformas de geolocalización ofrecen referencias claras para llegar hasta ella, lo que ha contribuido a mantener su carácter exclusivo y casi legendario entre quienes la conocen.
Acceso limitado: entre el mar y senderos difíciles
Existen únicamente dos formas de acceso a la Cala de La Doncella, y ninguna resulta sencilla. La opción más cómoda —aunque no exenta de esfuerzo— es llegar a través del mar, en kayak o paddle surf, desde playas cercanas como Cantarriján (ya en Granada) o El Cañuelo, en la costa malagueña. Desde puntos como La Herradura o la playa de Burriana, también existen rutas guiadas en piragua, organizadas por empresas de turismo activo. Eso sí, como parte del paraje natural protegido, el acceso con embarcaciones a motor está prohibido, incluidas las motos de agua.
La segunda opción, mucho más complicada, consiste en caminar por senderos escarpados y poco señalizados. El recorrido a pie desde puntos como Cantarriján o El Cañuelo implica más de 30 minutos de trayecto por caminos empinados, con piedras sueltas y tramos que pueden resultar peligrosos. Aun así, cada verano decenas de visitantes asumen el reto para alcanzar esta cala que ofrece tranquilidad, mar limpio y unas vistas impresionantes.
Un entorno salvaje y protegido entre los Acantilados de Maro
La cala está integrada dentro del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, un espacio de alto valor ecológico que forma parte de la última frontera salvaje del litoral malagueño. El color del mar en esta zona, con tonos turquesa y una notable transparencia, y la vegetación que trepa por los acantilados, crean una estampa que bien podría ilustrar cualquier postal.
Desde lo alto del Peñón del Fraile o de la Torre de la Caleta, es posible divisar esta cala con claridad, pero descender hasta el arenal protegido supone una gran reto que no todos están dispuestos a afrontar. No hay equipamientos, no hay servicios, no hay cobertura: solo arena, mar, roca y cielo.
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