Ni cráter, ni meteorito, este rincón singular de Málaga es espectacular y es conocido como 'El Corralón'
La Torca de Mollina es una formación geológica singular, una depresión abrupta en medio de la Sierra de la Camorra, muy cerca de Mollina
Sociedades secretas, bandoleros y naturaleza en la sierra de La Camorra de Málaga

En pleno corazón de la comarca de Antequera, concretamente en el término municipal de Mollina, se alza un enclave natural tan sorprendente como desconocido: la Torca de Mollina, también llamada El Corralón. A simple vista, podría confundirse con el impacto de un meteorito o con un cráter volcánico, pero su origen es bien distinto. Se trata de una formación geológica singular, una depresión abrupta en medio de la Sierra de la Camorra, que ha sido declarada Rincón Singular de Málaga por su valor paisajístico, biológico y geológico.
La Sierra de la Camorra, situada a caballo entre Mollina y Alameda, alcanza los 780 metros de altitud en su punto más alto. Desde allí, en días de buena visibilidad, se pueden contemplar los perfiles de hasta cinco provincias andaluzas: Málaga, Córdoba, Granada, Cádiz y Sevilla. Se trata de una elevación modesta pero con gran valor natural, que se extiende a lo largo de unos ocho kilómetros cuadrados y forma parte de las estribaciones externas de la Cordillera Bética.
Este entorno está compuesto por calizas y dolomías del Jurásico, lo que ha favorecido la formación de numerosas cavidades naturales. La vegetación, predominantemente de matorral mediterráneo y monte bajo, junto con las repoblaciones de pino en las zonas bajas, otorgan al paisaje un carácter de “bosque isla”. En sus alrededores predominan los cultivos de olivos y viñedos, configurando un entorno de gran riqueza ecológica y paisajística.
El Corralón: la gran torca de la Camorra
El verdadero protagonista de este paisaje es El Corralón, una gran torca de origen kárstico. Se trata de una depresión circular con paredes escarpadas, resultado del colapso del terreno por procesos erosivos subterráneos. A diferencia de las hoyas, que presentan formas más suaves, las torcas son abruptas y de difícil acceso, lo que contribuye a preservar su riqueza natural.
Ubicada a unos 650 metros sobre el nivel del mar, esta formación destaca no solo por su singularidad geológica, sino también por albergar su propio microclima. Al descender hacia su interior, la temperatura y la humedad cambian notablemente, creando un ecosistema diferenciado. Aquí prosperan especies botánicas como el almez, así como centáureas, jacintos, celidonias o dientes de león, conformando un refugio natural de biodiversidad.
Rutas de senderismo y riqueza espeleológica
La Sierra de la Camorra es conocida por su abundancia de cavidades: hasta 32 cuevas han sido catalogadas en esta zona, muchas de ellas de difícil acceso y situadas en terrenos privados. Este conjunto convierte a la sierra en un lugar de especial interés para los aficionados a la espeleología.
Entre las más conocidas figuran la Cueva de los Órganos, que alcanza un kilómetro de recorrido y unos cien metros de profundidad; la Cueva del Almirez, la Cueva de la Higuera o la Sima del Soldado. La mayoría de estas formaciones presentan indicios de ocupación humana desde la Prehistoria, con hallazgos arqueológicos como restos cerámicos y pinturas rupestres, especialmente en el Abrigo de los Porqueros, estudiado por el abate Breuil en 1915.
Para facilitar el acceso a algunas de estas cavidades, se han diseñado rutas de senderismo catalogadas por colores según su dificultad. La Ruta Roja conduce al Abrigo de los Porqueros; la Ruta Verde recorre parajes como la Cueva de la Gotera y la Sima del Gato; y la Ruta Azul, de apenas dos kilómetros, conecta con cuevas como la de la Tinaja, la de la Araña y finalmente El Corralón.
Acceso a la Torca de Mollina
El acceso más habitual a la Torca de Mollina se realiza desde el municipio de Alameda, a través de la etapa de la Gran Senda de Málaga que une esta localidad con Fuente de Piedra. A unos 3,5 kilómetros del inicio de la etapa se encuentra el desvío hacia El Corralón, que implica recorrer un estrecho sendero de menos de un kilómetro con un desnivel de unos 150 metros. Debido a su orografía abrupta y a la pérdida de iluminación natural conforme se desciende, se recomienda extremar la precaución durante la visita.
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