"Les damos mil veces las gracias a Málaga"
El emblemático restaurante El Lirio cerró ayer definitivamente sus puertas tras 90 años de historia
Pensaban que iba a ser un día duro y lo fue. No es fácil cerrar un restaurante fundado por sus abuelos hace casi 90 años tras toda una vida entre sus paredes, trabajando a diario con clientes que se han convertido en amigos. Pero, precisamente por eso, por la calidez de los comensales y por las continuas llamadas de apoyo que recibieron a lo largo de toda la jornada, el trago fue más llevadero. El restaurante El Lirio, situado en Pedregalejo y uno de los más emblemáticos de la capital, puso ayer punto y final por la jubilación de Francis y Pepi Galdeano, las propietarias del local y la tercera generación familiar que ha regentado este negocio de pescado en el que el gazpachuelo y la sopa de marisco han sido sus platos estrella. "El día ha sido exagerado, todo el mundo se ha enterado de que cerrábamos y hemos recibido muchas llamadas para reservar mesa, pero ya estábamos completos", comentó Francis Galdeano, quien aseguró que "nos vamos con la satisfacción de ver el negocio lleno. Nos vamos por la puerta grande y les damos mil veces las gracias a Málaga", aseguraba a este periódico.
Obviamente, la pena va por dentro. "Me he tomado 20 lexatin porque cada vez que salía eran todo aplausos y la gente se ponía de pie, no nos esperábamos nunca esta despedida", continuó, con la lógica exageración malagueña respecto al medicamento, la propietaria. Uno de los clientes que no se quisieron perder el último día de El Lirio fue el catedrático de Geografía José Damián Ruiz Sinoga. "Es una pena que se pierdan este tipo de referencias en Málaga, pero se entienden perfectamente las circunstancias personales. Hoy [por ayer] hemos quedado un grupo de amigos para despedirnos", añadió Ruiz Sinoga, quien explicó que ha sido cliente habitual de este restaurante toda la vida, hasta el punto que fue allí donde celebraron la comida de fin de promoción de 1982.
ElLirio empezó siendo una taberna en la playa con un pequeño barco para pescar y servir a los clientes y una caseta para bañistas. En los años 50 pasó a ser un merendero en plena arena, en la que los comensales tenían que subir los pies con la marea para no mojárselos. Posteriormente fue el restaurante que cerró ayer y por el que han pasado la familia Picasso, José María Aznar, Felipe González o El Cordobés, entre otras muchas personas conocidas.
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