Abuelos esclavos
Cada vez más las parejas que trabajan fuera de casa recurren a sus padres para el cuidado de sus hijos
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Recoger a los nietos del colegio, darles de comer, ducharlos y prepararles las mochilas, son algunas de las tareas que poco a poco están asumiendo los abuelos. Estos compromisos como cuidadores de sus nietos están ocasionando que muchos abuelos lleguen a hipotecar, hasta extremos poco razonables, su propia vida. Esto es conocido como el síndrome del abuelo esclavo. Es habitual que las parejas con hijos en las que trabajan ambos progenitores recurran a los abuelos para compaginar su vida laboral con que los más pequeños queden atendidos. Esto está ocasionando cada vez más que los abuelos renuncien a sus actividades e incluso hasta sus vacaciones para hacerse cargo de sus nietos.
Así, los abuelos dedican de media unas siete horas diarias al cuidado de sus nietos, dos horas más que la media europea, según el estudio Doble dependencia: abuelos que cuidan nietos en España. Ante el papel de los abuelos en las familias, el Teléfono de la Esperanza quiere dedicar el Día de la Escucha, que se celebra el próximo 15 de noviembre, a la figura del abuelo. "Queremos recordar a la sociedad que a los abuelos les asiste el derecho a ser escuchados y respetados. Son un pilar básico de la sociedad", afirman.
"Muchas familias saben que en un abuelo se tienen a un maestro, a un cocinero, a una modista, a un recadero y hasta un conciliador familiar. Y todo eso, de forma incondicional y voluntaria, sin tener en cuenta horarios ni festivos", añaden.
El cuidado de los abuelos permite a los padres un ahorro sustancial que les ayudan a vivir con mayor desahogo. "Sin los abuelos muchos hogares sencillamente no podrían funcionar", aseveran desde el Teléfono de la Esperanza.
Movidos por su generosidad y por el amor a sus nietos, los abuelos asumen compromisos que enajenan su libertad e hipotecan, hasta extremos nada razonables, su propia vida. Así pueden llegar a incurrir en lo que se denomina Síndrome del abuelo esclavo, que se da en aquellos abuelos que viven solo para los demás y que son incapaces de decir "no puedo" o "no quiero", y que en los últimos años ha experimentado un aumento de casos en el país. Normalmente renuncian a sus actividades para atender a sus nietos sobrepasando sus capacidades físicas y psicológicas y haciendo caso omiso de sus naturales y crecientes limitaciones.
La aportación de los abuelos no solo se reduce a aspectos de pura intendencia o de ahorro económico. El contacto entre nietos y abuelos es tan enriquecedor para los unos como estimulante para los otros. Los abuelos son para sus nietos "una fuente inagotable de experiencia en el arte de vivir, de generosidad y de cariño", recalcan desde la organización.
Al dedicar tantas horas al cuidado de los menores, también está adquiriendo un protagonismo creciente en la educación de los nietos. Además, cuando la estructura familiar se resquebraja, "los abuelos se convierte en un punto de referencia al que agarrarse".
Por todo ello, el 13 de noviembre el Teléfono de la Esperanza ha convocado a sus voluntarios en una jornada de convivencia y reflexión sobre este tema. Además, el lunes 15 de noviembre la concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento, Mariví Romero, pronunciará la charla Escuchando a los abuelos, en la Villa Esperanza, calle Hurtado, 3, a partir de las 19:30.
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