Málaga

Adiós a José Pérez Palmis, el pionero que vinculó I+D y acción social en Málaga

  • El que fuera primer presidente del Consejo Social de la Universidad, impulsor clave del Parque Tecnológico y presidente fundador de ASIT falleció ayer a los 86 años

José Pérez Palmis también fue columnista en 'Málaga Hoy'.

José Pérez Palmis también fue columnista en 'Málaga Hoy'. / m. h.

Su sentido del humor, discreto, formulado en el tono justo y a la vez implacable y certero, delataba su raigambre humanista. Y precisamente por su capacidad para decir lo más oportuno sin que sonara una palabra más alta que otra fue para algunos un personaje incómodo: pocos han recibido tantos portazos y negativas desde las administraciones como las que él tuvo que afrontar, pero sabía desmontar cada excusa con aplomo socrático y esto ponía a algunos presuntos líderes de los nervios. Con la misma bonhomía, sin alharacas ni aspavientos, sin hacer causa de promoción personal y sin ánimo de llevarse un solo gato al agua, José Pérez Palmis defendía con sus argumentos la consecución de una Málaga verdaderamente moderna, y esto significaba, ante todo, más humana, más implicada en la aplicación de sus propios recursos para la consecución de la igualdad de oportunidades y el desarrollo social. En este sentido, no sólo fue Pérez Palmis un impulsor decisivo de la hoy tan promocionada definición de Málaga como ciudad tecnológica; también fue un defensor ferviente de la idea de que la fórmula I+D constituía un instrumento de primer orden para aportar recursos de futuro a los sectores menos favorecidos de la sociedad malagueña. José Pérez Palmis falleció ayer a los 86 años y el funeral religioso se celebrará hoy a las 11:00 en Parcemasa, pero su legado y, sobre todo, su visión de la ciudad, urgente y necesaria, permanecerán intactos durante mucho más tiempo; aunque harán falta nuevos Quijotes igual de inconscientes para mantener prendida la llama de la justicia aunque los tachen de locos. Al menos, éstos dispondrán de un modelo eficaz en Pérez Palmis para su segura inspiración.

Nacido en Murcia en 1932 y licenciado en Derecho, José Pérez Palmis llegó a Málaga a mediados de los 70 como director de la Delegación del Banco Exterior de España que entonces se implantó en la ciudad. Su perfil, sin embargo, encajaba poco con el del economista gris y apartado del mundo, de modo que no tardó en buscar mecanismos de transformación para una ciudad que los pedía a gritos. Su llegada a Málaga coincidió con la de la Universidad, y pronto comprendió Pérez Palmis que ahí se encontraba el medio a seguir. Tan convincente fue su apuesta que pocos años después se convirtió en el primer presidente del Consejo Social de la institución, plataforma que le permitió impulsar junto a Felipe Romera la creación del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) con resultados definitivos: el proyecto no sólo abrió cauces inesperados a la economía malagueña merced a un tejido productivo implantado desde cero (o casi), sino que llegó a convertirse en emblema de una metamorfosis mucho más amplia por la que la región asumió la innovación tecnológica como seña de identidad con los complejos justos. Además, Pérez Palmis y Romera se aliaron con Luis Sanz para convertir el PTA hace ya un par de décadas en la sede estable de la Asociación Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos (IASP), con una candidatura que se impuso, entre otras, a las de París y Amsterdam. Actualmente, la IASP reúne a cerca de cuatrocientos parques de 74 países en los que trabajan unas 142.000 personas.

Sin embargo, la iniciativa en la que Pérez Palmis puso más de sí mismo dio sus primeros pasos tras su jubilación: la Asociación para la Investigación y la Tecnología (ASIT) nació como herramienta para la puesta en marcha de proyectos de desarrollo en La Palmilla, bajo la convicción de que la tecnología podía ayudar a las personas en riesgo de exclusión social a subirse al carro, a imagen y semejanza de otros milagros similares contados en ciudades como Quebec. La ASIT mantiene hoy día diversos proyectos de I+D en marcha cuyos beneficiarios directos tienen que ver con la marginación en muy distintos órdenes. Afirmaba Pérez Palmis que La Palmilla necesitaba "una visión de futuro", y esto fue lo que él proporcionó. Con tal semilla, el árbol promete.

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