Agradecido y cansado

El ex alcalde de Marbella salió de prisión cuando aún era de noche. Su fiel chófer fue a buscarlo

Los medios esperaban la salida de Julián Muñoz, que ocultó su cara con unas gafas de sol.
Los medios esperaban la salida de Julián Muñoz, que ocultó su cara con unas gafas de sol.
E. C. / Málaga

13 de abril 2008 - 01:00

Media docena de coches siguieron ayer a Julián Muñoz desde la puerta de la cárcel de Alhaurín de la Torre hasta Marbella, hasta la puerta del chalé Mi gitana, en Nueva Andalucía, el que el ex alcalde compartía con Isabel Pantoja antes de ser detenido por la operación Malaya hace ya 21 meses. Dentro iban los fotógrafos y periodistas del corazón, los que llevaban días haciendo guardias de 24 horas ante la prisión; los que tendrán a Muñoz controlado durante sus 72 horas de libertad; los que lo siguieron a firmar en el cuartel de la Guardia Civil y a reencontrarse con sus hijas y sus nietos; los que buscan la codiciada foto con Isabel Pantoja.

Su romance con la tonadillera, iniciado hace cinco años, dio un vuelco a la vida del ex alcalde, que se tuvo que acostumbrar a vivir con una cámara pisándole los talones de día y de noche. Muchas veces ha comentado Muñoz, ya encarcelado, que su condición de personaje mediático le ha perjudicado para obtener beneficios penitenciarios.

Desde que el ex regidor ingresó en prisión, en julio de 2006, la presión de los medios creció sobre su familia y sobre la cantante, muchas veces enclaustrada en casa, sobre todo después de su imputación en el caso Malaya contra la corrupción. Incluso sobre Fosky, su chófer y hombre de confianza, la persona que más ha visitado al ex alcalde en la cárcel. Ayer también fue a buscarlo. Era todavía de noche cuando el todoterreno más fotografiado de España atravesó la barrera de seguridad de la prisión para recogerlo.

Muñoz escondía su cara tras unas gafas de sol y parecía cansado. Dijo que lo está. Se lo confesó a los periodistas que aguardaban en la puerta de su casa. Pese a todo, bajó la ventanilla del coche y dio las gracias "por todo". A media mañana, cuando salió para visitar a sus hijas, repitió el gesto. Dio las gracias de nuevo y dijo que quiere "estar tranquilo". Ni siquiera se enfadará con la prensa.

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