"Ahora se comparte más con el Real"

Hay negocios que ven la 'macrofiesta' del centro como algo negativo para la venta, otros aprovechan el tirón

Un grupo de amigas reunidas en un restaurante durante los momentos previos al almuerzo.
Un grupo de amigas reunidas en un restaurante durante los momentos previos al almuerzo.
Paola Negrete · Lucía Martos

21 de agosto 2016 - 01:00

SE termina la Feria. Con sus cosas buenas y sus cosas malas, para los comercios del Centro ha sido una semana especial. La masificación de personas que recorren las calles y el amplio volumen de consumo ha beneficiado, en mayor o menor medida, a todos los que ofrecen servicios. "La gente en Feria quiere gastar y gasta mucho", dice el propietario de un conocido restaurante de la calle Calderería. Y es que en esta semana la mayoría de las personas que salen quieren pasarlo bien, y el disfrute suele ir intrínsecamente unido al gasto.

Algunos comercios tradicionales y con muchas ferias a sus espaldas ven cómo la fiesta de día, la del centro, se transforma. Cada año se masifica más, consideran. La afluencia de personas mayores y vestidas de flamenca se está extinguiendo, "solo hay jóvenes que quieren beber". Así lo piensa la propietaria de una tienda de ultramarinos de calle Granada, que ve como cada año las ventas empeoran, menos personas visitan su establecimiento y los que lo hacen es para comprar alcohol. "La Feria de verdad está en el Real, esto se está perdiendo", agrega.

Giordano es uno de los socios de Tortugas Bar, en la plaza de la Merced. Su opinión difiere a la anterior. "La Feria ha ido bastante bien, además no ha sido una Feria de botellón. Ha venido gente a beber, pero más gente a comer, familias…". El establecimiento lleva tan solo dos años abierto, por eso no pueden comparar demasiado. "Este año hemos cambiado la carta, hemos modificado algunas cosas de la comida y creo que ha sido para mejorar", afirma. En cuanto a turistas, clientes estrella de este bar, reconoce que ha habido una gran afluencia de extranjeros.

Morrisey's ofrece copas, música y aire acondicionado a escasos metros de la aglomeración de plaza Uncibay. Iván, el encargado, asegura que la semana ha estado bien: "No ha habido ningún problema, han venido muchos clientes". Con respecto a otros años, "no sabría decir si hay más clientes o menos, pero ha estado bien". Aunque no todo lo que tiene que aportar es bueno, ya que reconoce que "el botellón hace daño a establecimientos como este, traen la bebida de casa y eso nos perjudica, porque nosotros nos dedicamos a esto. Igualmente, el público es diferente, y quien quiere venir aquí, viene".

El Rincón de Chinitas ha estado a rebosar todos los días. María del Mar trabaja allí y asegura que "a nosotros nos ha venido genial la Feria, porque nos dedicamos a la comida y en eso los cambios no se notan. Así que en el tema de copas genial, muy buen ambiente". En cuanto al año pasado, reconoce que "ha sido más o menos igual en lo relativo a las comidas. Sí es cierto que las copas han disminuido bastante, porque la gente se va a otros sitios a tomarlas y porque se está compartiendo mucho más con el Real".

Para la gente que la disfruta también hay diversidad de opiniones. Rafael tiene 50 años y le encanta la Feria del centro. Cada año viene con su familia y amigos a comer y pasar la tarde. "No me mezclo en los lugares donde está la juventud. Me gusta que se lo pasen bien y disfruten a su manera, que para eso tienen edad, pero a mí me gustan las cosas más relajadas".

En relación a años anteriores sí ve un cambio. "No sé si es porque me estoy haciendo mayor o qué, pero antes esto no era así. Yo me tomo un par de copas y bailo sevillanas con mi mujer, mientras que en otros sitios se baila reggaetón; puede ser que esto se esté perdiendo un poco, porque a la juventud no le gustan las mismas cosas que a los mayores y es normal que todo se vaya adaptando a ellos".

Nuria tiene 20 y va vestida de flamenca. "A mí me encanta el postureo, la Feria y todo esto. Yo consumo en los bares de aquí y me tomo las cosas dentro, bailo sevillanas y disfruto como una enana montándome a caballo. Me gusta la Feria tradicional, aunque también me lo paso bien cuando salgo con mis amigos a beber".

"No quiero que se acabe, me lo he pasado muy bien, aunque solo he salido dos días por temas de trabajo", dice Sergio, de 30 años. "He comido paella, he bebido vino y ahora voy a bailar un rato. Yo no veo la diferencia con respecto a otros años, todo sigue siendo más o menos igual, a pesar de que la gente diga por ahí que ha cambiado mucho", asegura. Pero también tiene una queja: "Los días que he podido bajar ha hecho terral".

A pesar de lo que piense cada uno, la Feria se ha acabado. "El año que viene diremos que ha vuelto a empeorar o que ha vuelto a mejorar, porque se nos olvida de una Feria a otra", dice el vendedor de un puesto, que ya empieza a guardar en cajas las flores que le han sobrado. Les habla, con pena: "El año que viene adornaréis a alguna muchacha guapa. No lloréis, que la Feria es todos los años".

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