A las 17:21 y en medio de una expectación de locura. El ex alcalde de Marbella Julián Muñoz abandonaba ayer con amplia sonrisa y semblante relajado la prisión de Alhaurín de la Torre. Entre estos muros y los de la cárcel de Jaén ha pasado los dos últimos años y tres meses, durante los que ha sufrido algunos achaques de salud y disfrutado de dos permisos.

Ayer, 817 días después de su primera noche entre rejas, cruzaba exultante el umbral de la cárcel para empezar a disfrutar del tercer grado penitenciario. Ahora sólo tendrá que volver a la prisión de Cruz de Humilladero a dormir de lunes a jueves, siempre que encuentre un trabajo. "Ahora estoy pendiente de conseguir el control telemático", explicó a su salida. Esta medida, que consiste en una pulsera con la que está controlado permanentemente le permitiría pernoctar en su casa cada noche.

Con una enorme bolsa negra de deportes, gafas de sol, camisa amarilla y chaqueta marrón de ante, Julián Muñoz lució mucho más repuesto que en sus últimas apariciones públicas. Tras pasar por la última zona de seguridad junto a otros cuatro presos, saludó a los primeros periodistas que le esperaban todavía en el interior del edificio, atestado de familiares de internos que esperaban para las comunicaciones y que no perdieron la oportunidad de grabar el momento con sus móviles.

"Gracias por haber venido, gracias por todo y perdonad el retraso (los primeros periodistas empezaron a llegar a las seis de la mañana)". El ex regidor marbellí aseguró que estaba muy contento y cuales eran sus planes: "Ahora sólo pienso en irme a casa y descansar".

No obstante, Muñoz sí dejó caer que no descarta hablar sobre todo lo que ha sucedido: "Ahora sólo quiero descansar, pero en algún momento habrá que hablar", advirtió.

Al salir del edificio, sólo acompañado del chófer que minutos antes había aparcado su coche en la puerta, Muñoz se topó con el aproximadamente centenar de periodistas, cámaras o fotógrafos que literalmente se echaron encima de él. Le preguntaron por sus planes de futuro, por su relación con Isabel Pantoja, por el concierto de la tonadillera de anoche en Madrid...

La expectación mediática suscitada por la salida de la cárcel de Julián Muñoz superó ayer a cualquiera de las vividas a las puertas de la prisión malagueña. Los primeros periodistas empezaron a llegar antes de las seis de la mañana y, a la hora de la salida, ya casi sumaban el centenar.

Muñoz ingresó en la cárcel de Alhaurín de la Torre de forma preventiva en julio de 2006, tras su detención en el marco de la Operación Malaya.

Después de haber cumplido tres cuartas partes de las condenas que acumula, la Junta de Tratamiento de la prisión malagueña aprobó el pasado mes de julio la propuesta de concederle el tercer grado. Esta decisión fue aprobada definitivamente por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias a principios de este mes.

Cuando la prisión de Alhaurín hizo la propuesta del tercer grado tuvo en cuenta el tiempo de cumplimiento de la pena, los permisos disfrutados y, sobre todo, la evolución que ha tenido desde su ingreso. La titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria indicó que le concedía un permiso para estimularlo a "esforzarse por progresar en su tratamiento" y destacó "la buena conducta" de éste.