Málaga

Alumnos que llegan a los 16 años sin saber leer ni escribir

  • Los programas de compensatoria buscan una salida para alumnos víctimas de la exclusión social

Lo primero que hizo Agustinillo el día que consiguió su graduado en Secundaria fue ir corriendo a enseñárselo a su profesora Vicky Grunt. El chaval parecía predestinado: una situación familiar "terrible" sumada a una larga trayectoria de absentismo escolar. "Los servicios sociales estaban todo el día encima de él, pero el niño estaba abandonado. No acudía a clase. Parecía impasible, pero un día vino y empezamos a reforzarlo, a convencerlo de que él podía, de que él era capaz", recuerda esta profesora de Lengua y Literatura. Y lo fue. El año pasado consiguió su título de la ESO. Aquel día Vicky Grunt confiesa que lloró. Vicky Grunt forma parte del programa de compensatoria puesto en marcha, con el apoyo del Ministerio de Educación, en el IES Portada Alta, para tratar de reenganchar en el sistema educativo a aquellos alumnos que fracasan en la Educación Secundaria Obligatoria.

Admite que existe muchísimo abandono en la Educación Secundaria Obligatoria. Por un lado, de chicos que dejan de asistir al centro cuando están a punto de cumplir los 16 años, no quieren estudiar y saben que a unos meses para superar la edad de la escolarización obligatoria no va a pasar nada, que nadie va a ir a buscarlos. Por otro lado, están aquellos adolescentes que van trepando cursos y llegan a los 16 años prácticamente sin saber leer ni escribir. El sistema prevé repetir como máximo dos veces un curso, de tal manera que al siguiente, al margen del rendimiento académico, se pasa de nivel. Esto explica que haya alumnos que superen la edad de escolarización obligatoria siendo analfabetos funcionales.

El programa de compensatoria se creó, precisamente, para tratar de dar una solución a este colectivo. "Los chavales de 15 y 16 años que prácticamente no saben leer ni escribir los sacamos de su clase y en grupos pequeños, de no más de ocho, les apoyamos en Lengua y Matemáticas de una forma muy individualizada y personalizada. Es formación a la carta, tratando de que consigan un nivel mínimo en esas materias para que logren graduarse". Pocas veces lo logran, "pero algunas sí y entonces es muy gratificante".

Además, desde el instituto se trata también de enganchar a estos alumnos en los programas de cualificación profesional inicial, otra vía alternativa para lograr el título de Secundaria, en el que conviven por un lado la formación en Lengua y Matemáticas y, por otra parte, un taller de formación laboral. Vicky Grunt subraya que estos casos de fracaso académico son, en realidad, el resultado de un fracaso social. Se trata de menores que proceden de familias desestructuradas en las que se repiten los problemas de violencia, drogas y cárcel. Son, por tanto, niños que han llegado a la adolescencia sin que nadie se interese realmente por su experiencia escolar, que han tenido que trabajar o simplemente han acudido al colegio primero y después al instituto de forma intermitente lo que les ha llevado a tener malas notas, de ahí a autoexcluirse y a tener un mal comportamiento en los centros. El programa de educación compensatoria busca romper esa espiral.

El centro es especialmente dinámico en aspectos como la animación a la lectura, organizando cada primavera unas jornadas literarias a las que ya han asistido autores como Fernando Savater, Juan Madrid o Gemma Lienas. El otro frente que atiende es el de la violencia escolar. En 2007 logró el primer premio del concurso estatal Buenas Prácticas para el Impulso y Desarrollo de la Convivencia por su Aula de Convivencia dirigida a afrontar la violencia en el interior de las aulas.

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