Intercambio internacional

‘Amancios’ andaluces en busca del sueño americano

  • Sociables, maduros, abiertos, anti-Trump: así son los alumnos del sur becados por la fundación del famoso empresario leonés

Una veintena de estudiantes andaluces ganadores de la beca de la Fundación Amancio Ortega posan en el Plaza Mayor.

Una veintena de estudiantes andaluces ganadores de la beca de la Fundación Amancio Ortega posan en el Plaza Mayor. / Javier Albiñana (Málaga)

Quieren celebrar el Thanksgiving Day, el Día de la Independencia de Estados Unidos, Halloween. Quieren estudiar en un instituto como el de High School Musical, con sus bonitas taquillas y su equipo de animadoras. Quieren ir a California, Florida, Washington D. C., Hawái. Este es el sueño americano para los ‘amancios’ de Andalucía oriental, ganadores de la beca de intercambio de un año a EE.UU. o Canadá que la Fundación Amancio Ortega ha otorgado a medio millar de jóvenes españoles.

De los 500 estudiantes seleccionados, 73 son de la provincia andaluza y 20 de Málaga. Ayer, se celebraba la primera reunión informativa para los padres, en esta caso de Andalucía oriental, tras anunciarles el 27 de enero que sus hijos podían estudiar un curso en el extranjero gratis. La beca, dirigida a alumnos de cuarto de la ESO con una nota media de siete –ocho en inglés– y con una renta per cápita baja, les costea todo: vuelos, manutención, matrícula. Una oportunidad de oro, explicaron los chavales, para “aprender el idioma, pero también para conocer otra cultura, hacer amigos muy diferentes y probarse a sí mismo”. La mayoría, reunidos en la entrada del cine del Plaza Mayor para conocerse en persona, coincidieron en que se van porque quieren “crecer”: vivir eso de no estar bajo el ala de mamá pato.

Hasta llegar hasta aquí, esta veintena de estudiantes ha pasado por una serie de pruebas a las que se han presentado 9.300 alumnos. Ellos las enumeraban tranquilamente, sin vacilar: una prueba escrita, otra oral por Skype, una entrevista personal. “Lo más difícil de estos exámenes fueron las preguntas psicológicas que nos hicieron sobre situaciones a los que nos vamos a enfrentar allí, como estar diez meses sin ver a nuestros padres. Les dije que me enfrentaría a bajones, pero que podría con ellos”, reconoció Javier Gallardo.

Si algo se pudiera decir de todos ellos es que aparentaban ser maduros, sociables y abiertos a todo tipo de personas y culturas. Actitudes, comentaban ellos serios, “indispensable a la hora de viajar”. También anti-Trump. “Siempre he querido ir a Estados Unidos, es el país de mis sueños, pero Trump es una cosa aparte. No creo que nos apene no conocerlo”, declaró entre risas María López. Será en septiembre, tras los papeleos, las despedidas y las reuniones, cuando cojan ese vuelo que cambiará para siempre el rumbo de sus vidas.

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