el último tercio

Ambiente festivo en la primera tarde de figuras

Con la llegada de las figuras a los carteles de Málaga, comienza a pasar más gente por taquilla y estar el público más "apretado" en los tendidos, que ayer presentó dos tercios de entrada para presenciar una nueva edición de la corrida Picassiana.

La Malagueta amaneció con una estética diferente, después de que el artista francés Loren Pallatier y su equipo trabajasen durante gran parte de la noche del lunes para decorar la plaza para este singular festejo cada vez más consolidado en el abono malagueño. No solo es este el principal aspecto diferente de la Picassiana respecto al resto de corridas, ya que también el público suele acudir a la plaza con un espíritu más festivo y predispuesto por ver una exitosa tarde de toros. No tardó el público en "meterse" en la tarde, pues con el capote de Ferrera en el primer toro ya se escucharon los primeros "olés", los cuales fueron in crescendo en la faena de muleta. En ese momento, la banda de Miraflores-Gibraljaire comenzó a interpretar el pasodoble Ópera Flamenca. Binomio perfecto para abrir la tarde: buen toreo y magnífico pasodoble interpretado por esta excepcional banda.

No tan perfecto es el binomio de Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, y Elías Bendodo, presidente del PP malagueño, quienes ayer presenciaron la corrida desde un burladero del callejón. También el delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, situado en el burladero contiguo.

Pendiente con gran atención de su obra y del transcurso de la corrida estaba Loren Pallatier, artífice de la escenografía. El negro de su camisa y el blanco de su pelo canoso contrastaban. Precisamente, la pureza del blanco y el luto del negro son dos aspectos muy presentes en el toreo, en los que un error en el "guión" puede acabar con la misma vida. Se da la casualidad, además, que tanto el blanco como el negro son los dos colores predominantes en la gran obra pictórica del artista que ayer se homenajeaba: el Guernica que pintase el malagueño Pablo Ruiz Picasso.

Aunque no es artista del pincel, sí lo es de la muleta. Finito de Córdoba tampoco quiso perderse este festejo, a quien fue a parar el brindis de su compañero Antonio Ferrera en el cuarto de la tarde.

La corrida no terminaba de romper. Sin embargo, eso no era motivo para que la afición malagueña desesperase y perdiese la esperanza por ver una faena de triunfo. El buen ambiente continuaba. Tanto es así que incluso se aplaudió el bajonazo que dejó Perera al entrar a matar al primero de su lote.

La recompensa a tan larga espera parecía que había llegado en los primeros compases de la faena de muleta del quinto toro, aunque solo fue un espejismo. Toro y torero no tardaron en venirse abajo. No obstante, el deseo de triunfo era tan grande que, tras una faena de justificación, le pidieron la oreja a Castella, la cual fue concedida.

Con la noche ya caída, La Malagueta se entregó a Perera, con quien se vio la mejor faena de la tarde y los momentos de mayor emoción, cuyo premio se quedó en ovación tras una fuerte petición.

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