¿Qué pasó con...?

Antonio Manteca: Impulsor de la red de centros de salud

  • El ex delegado de Salud cuando se tejió el actual sistema de hospitales, trabaja como médico de familia en el El Palo

  • Una dura dolencia le apartó durante dos años de la profesión

Antonio Manteca González fue durante cuatro años el delegado de la Consejería de Salud en Málaga, entre el 13 de mayo de 1988 y el 26 de mayo de 1992, coincidiendo con la mayor transformación del tejido sanitario provincial. Hace ya un cuarto de siglo que este médico de familia, que ha ejercido casi toda su carrera en el Centro de Salud de El Palo, impulsó la extensión de los centros de salud y completó con éxito la red de hospitales comarcales y de la capital que aún hoy se mantiene.

Manteca no fue un delegado al uso. De hecho, nunca se afilió al partido que lo nombró para el puesto, el PSOE, en una etapa decisiva para la sanidad malagueña. Pero su trayectoria en una especialidad nueva y sus dotes para la gestión le auparon con 33 años recién cumplidos al puesto.

Licenciado en la segunda promoción de la Facultad de Medicina de Málaga, fue el primer médico de la provincia en la especialidad de Medicina de Familia cuando se inició la transformación de los ambulatorios y consultorios de la Seguridad Social en los centros de salud actuales. El cambio, que implicaba sustituir un modelo meramente asistencial por otro más integral y de protección de la salud pública, con la extensión de programas específicos de vacunación, control del embarazo, o planificación familiar, entre otros, le pilló trabajando en las urgencias extrahospitalarias de El Palo, convertido poco después en el primer Centro de Salud de Málaga. Pocos años después es nombrado director sectorial de ambulatorio para dirigir la gestión sanitaria extrahospitalaria de la mitad de Málaga, Ronda, Antequera y comarca del Guadalhorce. Es en esta época, a mediados de los 80, cuando se extiende la red de centros de salud por la provincia y cuando logra hacer realidad otro avance: que los pacientes no tengan que desplazarse hasta Málaga para hacerse análisis. Ahora viajan las muestras, no los pacientes.

Cuando se hace cargo de la Delegación de Salud de Málaga, la cobertura del nuevo modelo sanitario alcanza ya al 60% de los malagueños, un porcentaje mayor en el caso de municipios pequeños.

Las inversiones en la atención primaria, asegura hoy, han seguido una línea divergente con respecto a los recursos destinados a la atención hospitalaria, una tendencia que se ha agudizado con la crisis económica. "No se puede hablar de recortes", dice, pero admite que las expectativas no se han cubierto. "Muchas veces nos encontramos a los pies de los caballos, porque la gente viene al sistema influida por los medios de comunicación o los mensajes políticos. Estamos en la primera línea de fuego, sin los recursos para contentar a la población", asegura quien se colgó el fonendoscopio hace ya muchos años.

Este médico que se sabe de memoria el nombre y los dos apellidos de casi todos sus pacientes, concibe la atención primaria como una atención a la carta: "Siempre digo que nos hemos convertido en confesores; muchas veces el paciente viene no a por una solución, sino a quejarse. Y tenemos que escuchar, no adelantarnos". Tampoco es partidario de fijar 10 minutos por consulta, como reclaman algunos colectivos. "Lo adecuado es lo que necesite cada uno, porque algunos estarán cinco minutos pero vendrán otro día. Nosotros ejercemos una medicina longitudinal, porque conocemos su contexto, su entorno familiar". Y cree además que a menudo "los que más visitan las consultas no son los que más las necesitan".

Cuando llegó a la Delegación, la red hospitalaria estaba integrada por el Regional y el comarcal de Vélez. Como delegado, firmó el convenio que integró en el sistema andaluz el hospital de Antequera y asistió a la unificación de los dos centros de Ronda, además de impulsar la construcción del de Marbella.

Pero su mayor logro fue el acuerdo que permitió la integración en el SAS del Hospital Civil, dependiente de la Diputación de Málaga y que implicó a la Universidad, que ya había construido el Hospital Clínico. "Aquellas fueron unas negociaciones largas y duras", afirma, que terminaron integrando el personal del Civil en el Clínico. De paso, algunos servicios del Regional pasaron al Civil. Hoy cree que un tercer hospital es "claramente necesario si nos ceñimos a las cifras clásicas", de camas por número de habitantes, aunque puntualiza que "quizás habría que pensar las verdaderas necesidades y dirigir más el gasto hacia la atención primaria", para dotarla de más medios de diagnóstico.

Una hemorragia cerebral le mantuvo apartado de la actividad profesional durante dos años, hasta que a la vuelta recuperó su paso por las consultas de El Palo, se centró en la divulgación científica y volvió a pesar en impulsar la atención primaria, esta vez a cuenta de la actividad de investigación. No se ha arrepentido de formar parte de la clase dirigente local, aunque lo hiciera como un gestor independiente rodeado de políticos. Se declara enemigo de los políticos que han vivido siempre de la política, y asegura que todos los ciudadanos deberían participar en lo público, "para luego volver" a ejercer la profesión. En su caso, a la bata blanca.

En el centro, Antonio Manteca (con gafas) junto a Isidro Prat y el ex alcalde de Málaga, Pedro Aparicio.

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