Antonio Martín Criado: Arruinado con el ladrillo, quiere ser banquero

Si algún empresario puede echar un órdago a grande con dos ases y ganar la partida de mus ese es Antonio Marín Criado. El gusto por el riesgo y la perseverancia son dos de sus máximas en el mundo de los negocios, donde ha pasado de estar en lo más alto, como socio de una de las mayores inmobiliarias del país, Martinsa-Fadesa, a perderlo todo tras la liquidación de la compañía y el cierre más reciente de otras empresas suyas como Láctea Antequerana. Hoy, a sus 77 años, Antonio Martín Criado quiere reinventarse en el mundo empresarial, sigue en activo y sin olvidar el ladrillo, con un proyecto turístico en Pizarra, pero empieza a plantearse otras salidas, como la creación de un banco de servicios, especializado en buscar financiación internacional para las empresas locales.

"He subido y he bajado cuatro veces", asegura lamentándose de los que se arrugan ante las crisis económicas. La primera le pilló cuando empezaba en el mundo empresarial en la década de los 60 en la etapa de postguerra, cuando un joven perito procedente de una familia de agricultores decidía lanzarse a montar negocios y vio en la construcción una forma segura de hacer dinero. La crisis del petróleo en 1972 le mostró lo que significaba la suspensión de pagos, y tras el año de los grandes fastos de 1992, la recesión inmobiliaria le pilló de lleno. Pero la que más le afectó es la actual, que se inicia cuando había cumplido los 68 y acababa de invertir en bancos como el BBVA y el Popular y tras asociarse con el ex presidente del Real Madrid Fernando Martín, propietario de Martinsa, para lanzar una multimillonaria OPA sobre Fadesa. La operación encumbró a Martín Criado como uno de los pocos empresarios andaluces que cotizaba en el Ibex 35, con una empresa que operaba en diez países de tres continentes y llegó a construir hasta 15.000 viviendas al año. Años antes, había levantado barriadas enteras en Málaga, como Playa Virginia, Las Pirámides o Santa Paula, participando en grupos empresariales o bajo Construcciones Masol, la principal de sus constructoras.

Aunque la burbuja inmobiliaria que estalló con la última crisis afectó a su estabilidad financiera, sigue defendiendo el futuro de la construcción y del turismo. "Estoy esperando a que esto acabe", dice, convencido de que aún puede sacar a flote nuevos proyectos. "No quiero que me vean como un histórico, sino como un futurológico" en el mundo de los negocios.

La faceta pública de Martín Criado ha corrido paralela a su actividad empresarial y ya ni se plantea entrar en política, como le llegó a ofrecer, asegura, el Partido Popular. "Me he llevado fenomenal con todos los presidentes de la Junta, aunque yo sea de derechas, porque lo mío era colaborar", asegura en relación a la etapa en que encabezó la representación del empresariado malagueño. En su despacho del Limonar, Martín Criado exhibe con orgullo una dedicatoria de cuatro de los ex alcaldes de la capital, entre ellos el socialista Pedro Aparicio, o su antecesor Luis Merino. Este último escribió que merecía estar "en la galería de alcaldes", la que cuelga en uno de los pasillos del Ayuntamiento con retratos de todos los regidores de la ciudad.

De lo que presume Martín Creado es de su etapa como presidente de la Cámara de Comercio de Málaga, entre 1987 y hasta 1998, periodo que compaginó durante unos años con la presidencia del periódico Diario 16 Málaga. Su vocación asociativa se remonta a los últimos años del franquismo, cuando el empresario y político Agustín Rodríguez Sahagún reúne a un pequeño grupo de empresarios, entre ellos Manuel Martín Almendros, José García Berdoy y el propio Martín Criado para montar la Confederación Empresarial Malagueña. El constructor malagueño también formó parte de la confederación andaluza y fue el primer presidente de Fadeco (Federación Andaluza de Constructores). Pero a la segunda consiguió salir elegido presidente de la Cámara de Comercio, una institución que "se adaptaba a mi espíritu", y que le permitió "revolucionar Málaga desde el punto de vista económico".

Entre los logros de esa época recuerda hoy que se potenció la exportación, se impulsó la creación de industrias, se apostó por la formación profesional y, sobre todo, se logró que el tejido empresarial tuviera voz propia en las instituciones. De esa etapa fue también la creación del tribunal de arbitraje para evitar los pleitos de empresarios, la creación de la actual sede en el edificio frente al Museo de la Aduana o la Mesa por la Industrialización de Málaga. Martín Criado se atribuye algunas iniciativas de esa época, como la creación del Parque Tecnológico de Andalucía, o la Feria de Día, que según afirma, surgió de la iniciativa de los empresarios del centro, que invitaban a sus clientes habituales a una copa, "y ahí -concluye- empezó el tomate".

Antonio Martín Criado, en una audiencia con el entonces Rey Juan Carlos en la década de los años 90.