Málaga

Aplazan el derribo de la piscina de Campanillas a que se clarifique su uso

  • Urbanismo admite que mientras el distrito pide una nueva instalación abierta, Deportes aboga por un parque multiaventuras

Un vecino de Campanillas, en el interior de las instalaciones de la antigua piscina.

Un vecino de Campanillas, en el interior de las instalaciones de la antigua piscina.

En enero de 2016, la consultora Cemosa, elaboraba un informe por encargo del Ayuntamiento de Málaga concluyente: la piscina de Campanillas tenía que ser demolida ante el estado de deterioro estructural en el que se encontraba. El estudio veía la luz tres años después de que el propio Consistorio acordase el cierre de las instalaciones después de que parte de su cubierta se desprendiese. Hoy, mas de dos años después de que el equipo de gobierno del PP hiciese suyo el dictamen de Cemosa y transcurridos más de cinco desde la clausura de las instalaciones, nada se ha hecho sobre un equipamiento deportivo marcado por la polémica desde sus orígenes.

Y, por lo que parece, pasará aún algún tiempo más antes de que la Gerencia de Urbanismo arranque con su destrucción. Así lo viene a admitir el propio concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, quien preguntado por los motivos de que no se haya intervenido apunta de manera directa a la indefinición existente en el Ejecutivo local respecto al futuro del solar.

"Tenemos un debate sobre el futuro uso. De un lado, hay vecinos que quieren que sea para una piscina abierta, tipo Colmenarejo", comentó. Este potencial uso es compartido por el distrito, al frente del cual se encuentra la concejala Elvira Maeso. Pero no coincide ese planteamiento con el que desde hace años maneja el área de Deportes. Fundamentalmente porque tras varias gestiones con potenciales socios privados, la conclusión es clara: no hay demanda suficiente que haga atractiva la inversión en una piscina en esta zona. "Estamos esperando, viendo un poco el futuro, si va a ser para dejar el solar, si es para un uso alternativo; políticamente estamos esperando ver qué se hace", insiste Pomares, quien abunda en que la intervención final dependerá del uso que se determine.

La concejala de Deportes, Elisa Pérez de Siles, confirma estos extremos. Y es concluyente respecto al informe de Cemosa. "No hay otra solución que tirar las instalaciones, porque han sido sometidas a procesos corrosivos importantes, tienen tal gravedad de daños estructurales que hay que tirarla; ya no tiene uso deportivo ni lo pueden tener. Habría que tirarla y definir el uso de la parcela". Sobre el futuro, aboga porque siga siendo para uso deportivo, pero discrepa de la idea de optar por una piscina. "Desde el punto de vista de Deportes en ese suelo no cabe piscina, porque no cumple con la ratio de población necesaria y porque defendemos un proyecto de ciudad", agrega Pérez de Siles. Y ese proyecto de ciudad pasa por un parque multiaventuras.

Esta propuesta afectaría a la totalidad de la parcela, que es más extensa que lo ocupado por la piscina, "incluyendo espacio para bicis, runner, rocódromo, tirolinas... Mucho deporte al aire libre". En caso de decantarse por esta idea, la financiación necesaria para la obra y los costes de mantenimiento correrían a cargo de las arcas municipales.

Las quejas sobre la situación en la que se encuentra este equipamiento ya abandonado fueron expuestas la pasada semana por el PSOE en el Consejo de Urbanismo. En esa sesión, el edil Sergio Brenes interpeló, en el apartado de ruegos y preguntas, a Pomares acerca de los planes municipales y del momento en que se iba a actuar. "Está en estado de ruina, sin vallado perimetral", dijo el concejal, quien habló incluso de que esta circunstancia provoca que haya "ocupaciones" y "actos delictivos" en su interior". "Hay que tomar una decisión, la que sea", insistió.

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