Asoma la luna, comienza el Ramadán

Durante el mes sagrado los fieles no podrán comer, beber, fumar ni tener relaciones sexuales Niños, ancianos, enfermos y embarazadas están exentos

Musulmanes durante el primer día de Ramadán en la sala de los rezos.
Musulmanes durante el primer día de Ramadán en la sala de los rezos.
Elisa Moreno Málaga

11 de julio 2013 - 01:00

Mirar al cielo y contemplar la puesta de sol hasta que la luna asome por el otro extremo. Esta es la señal que indica que el sagrado mes de Ramadán acaba de comenzar. Es el mes del Corán, de la adoración al dios Aláh, un mes de solidaridad y de unión entre los musulmanes que se caracteriza, entre otros elementos, por el ayuno.

Desde el amanecer hasta la puesta de sol no pueden comer, pero tampoco beber, fumar o mantener relaciones sexuales. Son cinco rezos diarios que comienzan con el Fayr, la primera oración del día y momento a partir del cual comienza la abstinencia, que tendrá lugar entre las 5:00 y las 22:00 aproximadamente. Se trata de uno de los pilares que sustentan la fe islámica pero del que están exentos niños, enfermos, ancianos y mujeres en situación de embarazado.

No obstante, aquellos fieles a los que estas condiciones no les permita realizar esta doctrina tienen el deber de donar comida a los más necesitados y, en el caso de no tener recursos, serán sus familiares los encargados de llevar a cabo esta acción. "Un musulmán que ayuna durante un mes se acuerda del pobre, del necesitado y lo que está sufriendo", explica así el imán de la Mezquita Mayor de Málaga, Mohammed Doaud, un mes que define como un acto de solidaridad hacia los más desamparados. A los niños, en cambio, se les educa poco a poco, pasando desde tan solo unas horas o dos días de ayuno durante el mes sagrado hasta cumplir los 13 años, en los que se considera que ya estará preparado para cumplir el mes completo de Ramádán.

Cada ciudad y país tiene sus propias costumbres acerca de esta práctica religiosa, pero muchas de estas experiencias se han adaptado gracias a consejos médicos para sobrellevar mejor esta tradición, como la de romper el ayuno lo más pronto posible y retrasar al máximo la última comida. Comenzar la cena con dátiles, cosas dulces o una sopa es otra de las recomendaciones para evitar dañar al estómago después de varias horas sin ingerir ningún tipo de alimento o líquido. No obstante, Mohammed Doaud incide en que el Islam no pretende castigar, sino educar al hombre a controlar sus propios instintos y deseos y, en caso de necesidad, si un musulmán siente que no puede más está obligado a beber agua. También es el caso de las enfermedades cotidianas, podrán romper el ayuno los días que necesiten para su recuperación pero deberán recuperarlo al mes siguiente.

El imán reconoce que dicha tradición no se vive igual aquí que en su país de origen. Dentro de la mezquita se vive el mismo ambiente que en Marruecos, de donde Daoud es natural. Sin embargo, en su país de origen el efecto del Ramadán se capta en todas partes e incluso se realizan cambios en los horarios. En Málaga, fuera de la mezquita la situación es diferente, aunque expresa que esto no es ningún problema y subraya que durante todo el mes el rendimiento es el mismo.

El significado literal de Ramadán es el de una piedra muy caliente que habita en zonas desérticas y que realiza trabajos duros, lo que refleja el estado de la persona que realiza el ayuno. El Ramadán es, además, el mes en el que el dios Aláh envió el Corán. Es el noveno mes del calendario lunar islámico, que mantiene una diferencia de 11 días con respecto al año solar, lo que permite que cada año rote por una época diferente.

Este año vuelve a ser en pleno mes de julio en el que además tendrán que hacer frente a las dificultades del verano. A pesar del calor, numerosas familias musulmanas que viven en Málaga se preparan para vivir un mes donde prima la sinceridad, la compasión y la devoción y cuyo fin es la persecución de la conciencia y la solidaridad social.

Cerca de 500 fieles acuden al finalizar el día a la Mezquita Mayor de Málaga, en la calle Ingeniero de la Torre Acosta, esperando la llegada del Magreeb, el último rezo de la noche, y se preparan para romper el ayuno hasta el próximo amanecer.

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