La institución, que cuenta con más de treinta años de vida, está a punto de ahogarse por la reducción de ingresos que ha supuesto la crisis del coronavirus y la reducción drástica de visitantes del museo con el que el aula del Mar cuenta en el Palmeral de las Sorpresas, el trozo más grande de la tarta en la que se repartían sus rentas antes de la pandemia.

La situación ahora mismo es crítica, los 17 empleados del museo están en Erte, al menos hasta mayo, cuando la prestación se acaba y la institución debe decidir si puede mantener sus contratos o no.

Por eso han iniciado una campaña de recogida de firmas que ya cuenta con más de 750 rubricas de apoyo, además de cartas de apoyo y diversos vídeos de instituciones como el Vicerrectorado de Cultura de la Universidad de Málaga. La directora del Museo del Aula del Mar, Cristina Moreno, se mostró “muy contenta” por ese particular en declaraciones a este periódico.

El volumen de gastos del Aula está entre los 450.000 y los 500.000 euros al año, “que no es excesivo para lo que repercute en la sociedad”, asegura Cristina Moreno.

Ahora han visto como la ola perfecta se ha abalanzado sobre ellos, “a principio de 2020 no estábamos en nuestro mejor momento, pero nos manteníamos, ahora no hay turismo, ni los grupos escolares pueden organizar salidas fuera de los centros por el viaje y los aforos y nuestros gastos son exactamente los mismos que si estuviésemos funcionando a pleno rendimiento”, resume la directora.

Ahora mismo sólo está en funcionamiento el Centro de Recuperación de Especies Marítimas Amenazadas (Crema), quizá la parte más reconocida del proyecto, porque su partida está financiada por el Ayuntamiento y la Diputación.

“Tanto la Junta de Andalucía como el Ayjntamiento y la Diputación conocen nuestra problemática y están buscando soluciones, nosotros necesitamos que se pongan de acuerdo, que participasen las tres de igual manera sería optimo para que no supusiera mucho a ninguna de ellas”, pide Moreno.

Otro de los problemas con los que cuenta el Aula del Mar son las “trabas que está poniendo el Puerto”, según transmite la directora del museo, “están exigiéndonos el pago de un canon por actividadque no entendemos, nosotros no tenemos ánimo de lucro”. Cristina Moreno entiende que esa tasa que demanda el Puerto se podría negociar o suprimir.

Las instituciones están buscando soluciones activamente y esta semana ya han tenido una reunión con el diputado de Medio Ambiente y tienen otra programada con el Ayuntamiento en los próximos días.

Otra de las posibilidaddes que están estudiando es la de crear una Fundación Aula del Mar con la que poder colaborar con otras fundaciones de entidades financieras de forma que estas pudiesen aportar a la sostenibilidad económica de la institución, aunque esta solución necesita más tiempo del que dispone la institución actualmente.

Sea cuál sea la opción, el Aula del Mar necesita una inyección urgente de dinero para que no se pierda en la ciudad una institución que lleva funcionando desde 1989 y que lleva desde entonces estudiando y protegiendo la flora y la fauna marina de la zona, siendo uno de los referentes en estos campos.