Recta final del mandato en el Ayuntamiento de Málaga

La soledad del alcalde y sus horas más dificultosas

  • El regidor afronta la recta final del mandato sin socio de investidura, en minoría y con muchos de sus grandes proyectos sin arrancar

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga.

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga. / Javier Albiñana

Casi veinte años al frente de la Alcaldía de Málaga generan, necesariamente, episodios de agitación política, crisis de gobierno, entradas y salidas, dimisiones y destituciones... Y a pesar de ello, nunca antes Francisco de la Torre se había encontrado en una situación de desamparo semejante a la que sufre ahora. La ruptura del pacto de investidura con Ciudadanos viene a corroborar la situación de desgaste que el mandatario local y el Partido Popular arrastran tras casi cinco mandatos consecutivos al frente de la Casona del Parque.

La separación de los hasta hace apenas días socios dibuja una doble realidad: la soledad en la que se encuentra el veterano dirigente local hasta finalizar el mandato y el hecho casi indiscutible de que lo que vendrá tras las elecciones del 26 de mayo será, en el mejor de los casos, una copia parecida a la actual. De la Torre se aferra en defender a dos de sus concejales de mayor confianza, Teresa Porras y Francisco Pomares, llamados a declarar como investigados por un juzgado por el caso Villas del Arenal.

A diferencia de lo sucedido en etapas pretéritas, en los que prescindió de manera directa o indirecta de ediles como Rosa Agüera (asunto de los supuestos espionajes de la Policía Local) o Manuel Marmolejo (adjudicó obras a una empresa de cuñado siendo concejal de distrito), la incidencia electoral de no contar con ambos ediles se antoja muy superior. En especial si se toma en consideración el peso de Porras en un distrito como el de Cruz de Humilladero, el segundo más poblado de la ciudad tras Carretera de Cádiz.

Los últimos trabajos manejados, uno de Cs y otro del PSOE, señalan una tendencia clara de pérdida de apoyos por parte del regidor popular que, según ambos análisis, pasaría de 13 a 9 concejales en la Corporación, requiriendo en cualquier supuesto del apoyo no sólo de Cs sino muy probablemente también de Vox.

Varias encuestas constatan la pérdida de concejales que podría sufrir el PP, pasando de 13 a 9 ediles

Una imagen en las antípodas de aquellos 19 ediles que llegó a lograr (repitiendo el mejor resultado de Celia Villalobos) en los comicios de 2011. Aunque en un espectro electoral diferente, las últimas autonómicas confirmaron la caída sustancial de votos del PP en la capital, pasando a ser la tercera formación con más papeletas en la ciudad tras el PSOE y Cs.

De la Torre se encuentra, por tanto, en el momento más complejo de su larga y dilatada trayectoria como alcalde de la capital. Los tres meses que restan para la cita de las municipales se antojan abocados al bloqueo que pueda protagonizar Cs y el resto de fuerzas de la oposición. La imposibilidad de sacar adelante el presupuesto de 2019 (cuya vigencia quedaría siempre suspendida a después del 26-M) fuerza al equipo de gobierno a manejarse con unas cuentas ya prorrogadas desde el arranque del ejercicio, sin poder siquiera abrir puertas a nuevas inversiones.

Sin presupuesto, sin socio de investidura... Y sin Limasa municipal. Cuestión nada baladí que deja señalado al alcalde. Incluso a pesar de la opinión generalizada de su partido y de buena parte de su equipo de concejales y rompiendo el acuerdo inicialmente alcanzado con Ciudadanos, De la Torre optó a mediados del año pasado por dar el paso definitivo en pos de un servicio de limpieza y recogida de basuras cien por cien público.

Casi ocho meses después de verbalizar su apuesta personal en el Debate del Estado de la Ciudad el mandatario ya da por imposible activar la maquinaria de municipalización de Limasa en lo que resta de mandato, confirmando la necesidad de postergar el diseño de la ruta final a después de los comicios. ¿Qué ocurrirá tras el 26-M? Todo dependerá del resultado de las urnas y de las posibles y previsibles exigencias en un escenario en el que las alianzas volverán a ser imprescindibles.

Ni siquiera podrá De la Torre ejercer como inaugurador oficial de aquellas obras desarrolladas en el presente mandato. La decisión del presidente Pedro Sánchez de adelantar las elecciones generales al 28 de abril, acota de manera drástica la opción real del alcalde a sacar provecho de intervenciones urbanas varias...

Obras de reurbanización de la Alameda Principal. Obras de reurbanización de la Alameda Principal.

Obras de reurbanización de la Alameda Principal. / Javier Albiñana

Aunque, a decir verdad, existe una única gran actuación de relevancia: la reurbanización de la Alameda Principal. El proyecto estrella del Ejecutivo local no estará ni de lejos culminado en los meses que restan, a lo que se añade el hecho de que la ley electoral vigente le va a impedir presumir aunque sea parcialmente de la semipeatonalización del eje.

Más a más, se consume el mandato sin que el Ejecutivo local haya encauzado algunos de los grandes compromisos asumidos al inicio del mandato, caso de la conversión en parque del Campamento Benítez (cedido por el Gobierno central a la ciudad en septiembre de 2013), que sigue sin disponer siquiera de los informes favorables de la Junta para poder impulsar la obra de urbanización; la demolición de los antiguos cines Astoria y su sustitución por un equipamiento cultural (transcurren ya casi tres meses y medio desde que la Delegación de Cultura autorizó la demolición sin que se haya licitado aún el proyecto por parte del Consistorio)... Y el Guadalmedina, en cuyo plan especial se sigue trabajando sin la certeza de que pueda estar en disposición de ser aprobado antes de culminar el mandato.

El alcalde y su soledad marcan el ritmo de una cuenta atrás. El voto de los malagueños determinará si lo es para abrir las puertas al sexto mandato de De la Torre o para, definitivamente, poner punto y final a su ya extensa trayectoria como regidor.

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