Málaga

El Ayuntamiento, dispuesto a otra ofensiva para acotar las terrazas

  • La desobediencia de numerosos establecimientos hosteleros a cumplir con la superficie de vía pública permitida es patente en zonas como el centro histórico y se anuncian más medidas

Las terrazas de los bares y restaurantes de numerosas calles de la ciudad vuelven a estar descontroladas y el Ayuntamiento de Málaga amenaza con que está dispuesto a adoptar cualquier medida para poner orden a la ocupación de la vía pública tras la desobediencia manifiesta de algunos propietarios a ajustarse a lo autorizado. El área de Promoción Empresarial y Empleo, en la que están incluidas las competencias de comercio y vía pública, tiene claro que seguirá endureciendo su actuación hasta lograr el cumplimiento de la ordenanza. "No se descarta ningún tipo de medida si el problema continua", manifestaron de forma contundente desde el área.

Todo dependerá en buena medida del resultado de la valoración que la Policía Local está realizando sobre la ocupación de la vía pública. Dotados de un plano de los establecimientos en las zonas más conflictivas de la ciudad, como el centro histórico, Teatinos y Pedregalejo-El Palo, y la superficie que tiene autorizado cada uno, los agentes están colaborando con el área de Vía Pública para comprobar el grado de cumplimiento por parte de los hosteleros tras las contundentes medidas que se han llevado a cabo desde 2012.

Ese trabajo que la Policía Local está llevando a cabo día a día se complementa con las propias actuaciones de los inspectores municipales y con lo que resulte de ambos trabajos, las mismas fuentes señalaron que "se determinarán las intervenciones a seguir a partir de ahora".

Los apercibimientos y las sanciones en las que puede derivar su incumplimiento, con cuantías que pueden oscilar entre los 1.500 y los 3.000 euros, continuarán como hasta ahora, según el área de Promoción Empresarial y Empleo. Lo que no se descarta es volver a emprender la campaña de retirada de mesas y sillas de las terrazas de aquellos establecimientos de la ciudad cuyos propietarios no atiendan a las advertencias y sean reincidentes en la ocupación de la vía pública más allá de la superficie que tienen legalmente autorizada.

Ya se hizo durante 2012 y el año pasado en las zonas más conflictivas por el exceso de terrazas y, aunque no en todos los casos, los resultados fueron visibles al menos durante algún tiempo. "No se deja de trabajar", aseguraron, si bien reconocieron que el problema de las terrazas en algunos puntos de la capital se debe a "un sobredimensionamiento histórico que se arrastra desde hace años".

Desde el área municipal del Consistorio malagueño se matizó que "tenemos una gran sensibilidad por un sector que está moviendo la economía de la ciudad". Pero insistió en que no por ello "podemos desatender y perder la perspectiva de lo que nos demandan el resto de colectivos que se ven afectados por este incumplimiento de la ordenanza".

La estampa que vuelven a presentar no pocas calles del casco antiguo supone, sobre todo, para los colectivos vecinales un relajamiento en la labor de inspección y control de las terrazas de bares y restaurantes y su ocupación del espacio público. Pero más allá de la percepción, la denuncia y queja de los vecinos del barrio, así como la admisión de esta situación por parte de los propios empresarios hosteleros, abunda en esta idea.

La presidenta de la Asociación de Vecinos del Centro, María José Soria, alza la voz para denunciar la conversión del casco antiguo en un "centro de ocio" en el que se ha descuidado el control sobre la instalación de mesas y sillas por parte de los hosteleros. "Lo que hizo el Ayuntamiento en su día no ha servido de nada", expone la representante vecinal, que llega a hablar de una ocupación de la vía pública "por encima de todas las ordenanzas".

"Es tal el desorden", comenta Soria, que, más allá de lo que sucede con las mesas y sillas, pone el acento en la existencia de toldos anclados al suelo, algo prohibido por la normativa municipal. Con ello, atestigua, se crean "verdaderas terrazas montadas en plena calle". "Se permite, se permite y eso es lo que pasa, que a veces el ciudadano tiene que ir de lado para pasar por una calle, o que no hay espacio para un carrito de bebé o una silla de ruedas; hay que ir sorteando las mesas o cuesta trabajo entrar al portal de un edificio", sentencia.

La queja aquí expuesta, según dice, la conoce de forma reiterada el propio Ayuntamiento. La misma, señala, ha sido puesta sobre la mesa del Consistorio en la mesa de trabajo creada para abordar la movida juvenil y los problemas generados por el ocio nocturno. "Somos reiterativos porque en cada reunión llevamos el tema, hacemos fotos; es tan evidente que nos da hasta vergüenza", comenta.

Uno de los casos señalados por la dirigente vecinal es la del restaurante El Pimpi y la terraza situada junto a la calle Alcazabilla. "A nivel personal tengo un rebote enorme; no me entra en la cabeza que se actúe de esa manera y que nadie proteste de una manera evidente", explica. Para ella, el problema radica en que el mobiliario de este establecimiento, sumado al Pimpi Marinero, localizado en un edificio aledaño, "se ha adueñado" de la plaza existente. "No son plazas son terrazas", añade. "Es un descontrol tan grande de todo, con una explotación fiera del espacio del centro por parte de la hostelería que pone los pelos de punta", insiste.

Aunque algo menos contundente en sus afirmaciones, José Luis Ramos, en representación de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Aehma), admite la existencia de casos patentes en los que se hace un uso indebido del espacio público. "Hay algunas terrazas que se pasan un poco", comenta, aunque justifica estas acciones en el interés de los empresarios por aprovechar los días de buen tiempo "para hacer algo más de caja". "Pero eso no significa que haya calles cortadas por sillas y mesas; eso no lo entiendo", dijo.

No obstante, Ramos, que fuera concejal de Comercio del Ayuntamiento años atrás, vincula el exceso de ocupación que se puede detectar en ciertos puntos con el coste de las tasas de ocupación. "El coste de las terrazas es excesivo; es un negociado para el Ayuntamiento y eso puede hacer que algunos empresarios busquen mejorar sus ingresos con más sillas y mesas de las permitidas", añadió.

Pero para el Ayuntamiento de Málaga eso es "una excusa sin fundamento", puesto que para este año se ha desvinculado la tasa de ocupación de la vía pública del callejero fiscal aprobado el año pasado y "los precios que se pagan aquí no son altos".

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