Balón, el rey del recreo
En poco se diferencian los escolares malagueños cuando suena el timbre del recreo. Es el momento de jugar, de comerse el bocadillo y de poder contar todas las cosas que han estado callando en clase. Ya sea en un colegio de la Carretera de Cádiz, de Parque Litoral, Ciudad Jardín o Fuengirola, el balón sigue siendo el rey del recreo. Sobre todo para los niños, que de forma espontánea son más activos y físicos en sus juegos. A las niñas les atraen otro tipo de actividades, sobre todo las relacionadas con la imaginación y el lenguaje.
Los recreos están cada vez más dirigidos por los docentes para que alumnos y alumnas compartan juegos y espacio, para que el balón y los campos de deporte no sean exclusivos de un solo sexo. Valores de igualdad, de respeto y de cuidado del entorno se enseñan también en estos momentos de esparcimiento. "La coeducación se trabaja siempre, es un tema transversal, está presente en todas las áreas, en comportamientos y actitudes, en el lenguaje, en nuestra vida y hay que estar siempre atento a ella", explica María José Cruz, directora del colegio Clara Campoamor. Por ello, en este centro la coeducación está presente desde la biblioteca a los tablones de anuncio, desde los problemas de matemáticas al teatro, "y en el patio pues igual", añade la directora.
En el Clara Campoamor tienen un día asignado a la semana para intervenir y sugerir otros juegos tradicionales, como el guiso, el elástico, la comba o el ratón y el gato. "Sacamos los materiales de educación física y les damos a conocer otras formas de juego para que las vayan integrando de manera natural el resto de la semana", comenta la directora del centro y agrega que "los niños suelen ir directamente a la pelota, juegan a correr, a chutar, son más competitivos, interviene más el cuerpo, la fuerza" mientras que las niñas buscan juegos más cooperativos, "donde el lenguaje es el rey".
Pasa lo mismo en el CEIP Andalucía, en Fuengirola. Juan Bueno, el director del centro y presidente de la Asociación de Directores de los Colegios de Primaria, asegura que "las niñas siempre son menos activas físicamente, aunque se trata de que no haya diferenciaciones por razones de sexo". En su centro la profesora Mari Paz Orellana coordina las actividades en el tiempo libre. "Tenemos un baúl con distintos juegos, raquetas blandas, tarjetas para realizar retos, elásticos, cuerdas, diversas alternativas al fútbol", afirma
Cada clase de este centro fuengiroleño tiene su balón de gomaespuma y un día eligen juego los niños y otro las niñas, según explica la profesora. Para ellos, la estrella suele ser el fútbol. Ellas usan la pelota para el mate, el balón prisionero o el baloncesto. Aunque, a veces, hay alumnas que ni siquiera demandan su día, porque les mueven intereses distintos. "Tienen roles diferentes en el patio, y lo que nos parece importante es que se respeten esas diferencias", considera Mari Paz Orellana, que ve cómo los niños siguen jugando a las cartas e intercambian pegatinas cuando no se están persiguiendo o compitiendo y las niñas "cuanto más mayores son pasan más tiempo hablando entre ellas".
En el colegio Rafael Alberti, en Ciudad Jardín, desde hace un par de años se interviene desde el equipo docente el juego durante el recreo. "El profesor de Educación Física organiza un poco el recreo y se hacen turnos por ciclos", comenta Lourdes Valverde, jefa de estudios del centro. En la pista principal juegan al fútbol o al balonmano, pero también sacan las cuerdas, saltan a la comba y utilizan las mesas de pin-pon. "Se promueven los juegos populares y cooperativos, se hacen grupos mixtos para que participen todos", añade Valverde.
El fútbol también es el protagonista indiscutible en los patios de este centro. Pero, aunque sea mayoritarimente masculino, también "hay niñoas que juegan de manera espontánea a este deporte, mientras que otras optan por la cuerda, los aros y las mayores juegan cada vez menos y dedican más espacio a la charla", subraya la jefa de estudios, satisfecha de que con este "recreo dirigido hemos logrado que todos participen más".
La convivencia entre niños de diferentes sexos y edades se lleva también a los patios del colegio Los Guindos, donde hace unos años pusieron en marcha una iniciativa para rescatar juegos tradicionales. Junto al carro en el que se reparten trompos, canicas y bolos, los profesores también trabajan con lemas semanales para seguir ahondando en valores positivos como el saber escuchar a los demás. Este centro, que desde hace años se intenta trabajar con diferentes modalidades de juego, los deportes "son mucho más abiertos", según dice la profesora Carmen Muñoz, y el fútbol pierde el peso que adquiere en otros centros. "Las niñas juegan al fútbol y los niños no lo ven nada raro, aunque son menor número, las que hay están totalmente integradas", añade Muñoz.
Y en casi todos los recreos, además de diversión hay patrullas "verdes" que velan por que sus compañeros no tiren papeles al suelo, que respeten las plantas y que mantengan limpio su centro. Los pequeños asumen responsabilidades que les ayudarán a crecer, pero el juego también es una vía necesaria para el desarrollo y cuando salen a un espacio común centenares de niños entre 6 a 12 años se mezclan todo tipo de actividades para pasarlo bien.
Hay quienes eligen pequeños grupos, incluso dúos, y otros que se mezclan con media clase para divertirse en comunidad. Algunos deciden convertirse en personajes de ficción, otros en ser deportistas de élite y también un poco ellos mismos. Lo que sí es común a todos es la necesidad de parar el ritmo de clase para tener un momento lúdico. Distraerse con casi cualquier cosa es inherente a los pequeños de la casa.
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