El Prisma

Barros, fangos, lodos

  • No ha perdido ocasión el alcalde de aprovechar la tromba de agua para darle la razón a quienes le acusan de abusar del victimismo. Culpar a Adif de los barros augura otro año de confrontación baldía

EMPEZAMOS el año llenos de buenos propósitos, con la intención al menos de ser optimistas, pero ese espíritu se nos ha ido pronto al traste. Ha bastado una larga primera semana de 2010 para darnos cuenta de que todo sigue igual, de que quizás no tenemos demasiados motivos para la esperanza, de que se nos avecina otro año perdido. Sos (same old shit), que diría un yanqui.

El jueves, un buen aguacero matinal, una tromba de agua en toda regla, volvía a poner patas arriba la ciudad. Tenemos la primera red wimax 4G de Europa, pero el alcantarillado no funciona. Nuestros políticos, bueno, nuestro alcalde, volvía a sentirse a sus anchas rebozándose en el barro y tirándoselo a los demás. El regidor aprovechó que el soterramiento de las vías del AVE pasa por Dos Hermanas y que lo llenó todo de lodos, para comenzar el año con una buena ración de demagogia. Si el subdelegado del Gobierno lo había acusado días atrás de abusar del victimismo, pues toma dos tazas. Enfundado en su traje de bombero, uno más de su ya larga lista de disfraces a lo Geyperman (De la Torre motero, De la Torre espeleólogo, De la Torre nadador, De la Torre en el circo...) el edil mandó un recadito al Ministerio de Fomento: "Adif, puñetero, si en lugar de racanear tanto y exigir más plusvalías, le hubieras cedido ya al Ayuntamiento estos suelos, las casas de estas pobres familias no se habrían puesto perdidas de barro", vino a insinuar.

Por lo visto, el alcalde conserva intacta su capacidad para decir cosas que no son verdad del todo, o que son del todo inciertas, con la misma seguridad con que recitaría la lista de los reyes godos. Porque si los barros del soterramiento fueran municipales, fango seguirían siendo. El Consistorio, que siempre ve la paja en el ojo ajeno pero nunca la viga en el propio, ha tardado bastante más de la cuenta, es decir, lo habitual, en acabar el proyecto técnico del bulevar, por lo que los terrenos estarían igual de baldíos de tenerlos ya en propiedad.

Hilario López Luna, por lo general político sosegado, quizás demasiado para el gusto de los dirigentes locales del PSOE, estalló en la medida de sus posibilidades y esa tarde acusó al regidor de "deslealtad institucional" y de faltar a la verdad. No se le conoce taco alguno al hombre. Así que al día siguiente, algo escaldado por las críticas, De la Torre afirmó que de desastres como el de esta semana "se sacan lecciones para mejorar la ciudad". "Todas las administraciones debemos tomar nota para ir dotando a la ciudad de los mejores servicios, capaces de dar acogida a cualquier lluvia, por intensa que sea", subrayó compartiendo la responsabilidad de problemas que son básicamente suyos.

No será aquí donde critiquemos las ganas de adquirir conocimientos y mejorar. Pero sí donde recordemos a De la Torre que 15 años -cinco como concejal de Urbanismo y diez como alcalde- deberían ser suficientes para darse cuenta de ciertas debilidades de esta ciudad. Aunque nunca es tarde para aprender.

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