Boda o fiesta
Desde reportajes de fotos en un taller mecánico a la celebración al estilo ibicenco, las bodas dan para mucho en Málaga, hasta para torneos de golf para los invitados
Un taller de mecánica. Un estudio de pintura. En plena calle del centro de Málaga, en la lonja de pescadores del puerto o en la playa de los Baños del Carmen. Incluso en la cocina de un restaurante a pleno rendimiento. Lo que tienen todos estos escenarios en común es que han sido los elegidos por varias parejas de novios para realizar una sesión fotográfica. Son las denominadas trash the dress (literalmente, tirar el vestido). Es la opción que eligen muchas novias para no romperse la cabeza a la hora de saber qué hacer con su vestido tras la boda. "A mí me gustan especialmente las sesiones urbanas, dan un toque especial", explica Adam Chandler, fotógrafo de boda inglés afincado en Marbella que ha hecho más de una de dichas sesiones.
Pero esta no es la única curiosidad del mundo de las bodas malagueñas: invitaciones en forma de videoclips colgados a Youtube, enlaces en plazas de toros, castillos o barcos, novias góticas vestidas de negro, torneos de golf para los invitados, fiestas ibicencas en la playa, fuegos artificiales, photocall para los invitados; la variedad es casi infinita.
Chandler elaboró su reportaje fotográfico en las calles del centro de Málaga. Él recuerda especialmente la que hizo a una amiga inglesa, Sally, de la que salieron fotos que hoy aparecen en su catálogo digital. "Aquí hay muchos sitios buenos para un trash the dress. Es un estilo menos posado, con fotos naturales, distintas…", asegura. Lo mismo cuenta otro fotógrafo que ha realizado varios de estos reportajes. Una de ellas en un taller de coches: "El novio era mecánico y decidieron hacer las fotos ahí, pusieron el vestido hasta arriba de grasa", explica este profesional, que recuerda como otra pareja hizo lo propio, pero con pintura. "Lanzaron varios botes y el vestido quedó muy colorido. Las fotos en esas ocasiones quedan espectaculares y muy originales", añade, mientras recuerda algunos otros reportajes fotográficos realizados en lugares muy diferentes a los parques o jardines habituales: los contenedores del puerto de Málaga, la lonja de pescadores o incluso el parque de atracciones Tivoli, "donde se consiguieron fotos preciosas".
También hay quien pide su reportaje de fotos como si fuera una revista del corazón. Es lo que hace la empresa Dportada: "Ofrecemos una revista totalmente personalizada en la que contamos con todo lujo de detalles desde cómo se conocieron a los preparativos de la boda o la cobertura del gran día en sí, al que acudimos una de nosotras en calidad de periodistas. Y es aquí donde está lo original", destacan desde esta empresa.
Muchos novios encargan tanto el reportaje fotográfico como todo lo relativo a su boda a empresas especialistas en este tipo de eventos. "Nosotros les ayudamos a dibujar la película de su boda, trabajamos con sus ilusiones. Somos el soporte práctico para que materialicen su sueño", explica Sira Antequera, responsable de Sí quiero. A través de su firma -afincada en Arroyo de la Miel- coordina todo lo relativo a la boda "como hace Jennifer López en la película Experta en bodas, pero sin quitarle el novio a la novia". Para ella, lo primero a definir es el estilo de la boda y luego, llevarla a cabo. "Puede ser tradicional, elegante, loca, divertida, hippie, oriental… luego, lo importante, es hacer que todo encaje", subraya. Vanessa Cobos, de Emotiva Eventos, es otra de las especialistas dedicadas en cuerpo y alma a conseguir todo lo que necesitan los novios: "Si piden cosas extrañas, no pasa nada, hay que intentar hacerlo. No hay nada imposible", cuenta la fundadora de esta empresa malagueña.
Difícil, pero posible y, sobre todo, curiosa, fue una de las bodas que coordinó Vanessa: Él era español. Ella, norteamericana. El público miraba desde el ruedo de la plaza de toros. Junto a la pareja, un pastor protestante llegado desde Suráfrica para la ocasión. Y también cinco damas de honor con el mismo vestido morado y el mismo ramo de flores. La extraña boda se celebró en Cártama y se convirtió en una mezcla de lo más típico de ambas culturas: cortadores de jamón, venenciadores de vino o espectáculos de caballos frente a una entrada al banquete al son de los himnos de Estados Unidos (los padres de ella) y de España (los padres de él); los novios entraron con un divertido baile a la americana. "La boda fue espectacular", asegura la responsable de Emotiva Eventos.
Cobos recuerda también el enlace de Berenice y Jason. Una mexicana y un taiwanés que viven en Estados Unidos y que encontraron a Málaga como lugar ideal a mitad de camino para todos sus invitados. "Todo ahí fue muy especial", añade Cobos. Ceremonia con todos los invitados en círculo alrededor de los novios o plantación de un árbol como símbolo de unión marcaron una ceremonia a la que siguió un divertido banquete repleto de productos típicos andaluces que, eso sí, acabó sin barra libre. "Algo aquí impensable, pero que para ellos no era importante", destaca esta empresaria, que lleva ya casi una década organizando bodas. En su recuerdo quedan también los torneos de golf organizados para los invitados en algunos enlaces celebrados en Sotogrande, bodas en barco o, este mismo verano, en la playa.
"Esas bodas suelen estar muy bien, porque son totalmente diferentes a las tradicionales", subraya. Al modo ibicenco, todos los invitados van de blanco, se realizan parrilladas y, no puede faltar en el verano malagueño, espetos de sardinas. Son lugares en los que los novios se arriesgan a que haya desde curiosos mirones hasta bañistas en top less cerca de la ceremonia, porque la playa es un lugar público que no se puede acotar para la boda. "Pero en general la gente respeta estas celebraciones, saben que es un día muy especial", cuenta la responsable de Emotiva Eventos, que tampoco olvidará la boda en que los novios eran góticos. No sólo el traje de él era negro, sino que también la novia vestía de ese color, al igual que muchos invitados.
"De todas maneras, es raro ver algo diferente al blanco en los vestidos de las novias", añade Sira Antequera, responsable de la empresa malagueña Sí quiero. Según cuenta esta especialista, no son escasas las ocasiones en las que hay algún toque de color en el vestido en forma de lazo, "pero poco más". También se pueden ver ramos de novia con formas cilíndrica o de bolso de mano, entre otros muchos. Eso sí, Antequera destaca el cada vez mayor uso de zapatos de color en las novias. "Color maquillaje, plateados…" explica. También la decoración puede variar desde motivos de los años 20, minimalista, oriental… y puede contar con aspectos como globos luminosos, que se encienden y echan a volar hasta dos kilómetros hacia el cielo. "En algunos sitios nos han pedido hasta 2.000 lámparas", asegura Sergio, de la empresa Loeve.
Otra de las cosas que empiezan a aparecer con cierta normalidad son vídeos totalmente diferentes a los habituales. Un ejemplo es el que realizaron Pablo y Chantal. Ellos nunca se habían puesto delante de las cámaras. Era la primera vez que actuaban y estaban nerviosos. Ella tendría que disfrazarse de la heroína Catwoman y él se había reservado el papel de Batman. En base a un guión prácticamente ideado por ellos consiguieron rodar un cortometraje muy especial: esa era su invitación de boda. "Querían hacer algo diferente para invitar a sus amigos… y lo consiguieron", explica Sira Antequera, responsable de la empresa malagueña Sí quiero que destaca que la invitación es "la primera comunicación de tu boda, por lo que hay que cuidarla". De hecho, nadie dijo que no iría a la fiesta tras ver el cortometraje, ya subido a Youtube.
Otras veces son los amigos de los novios los que dan la sorpresa. A Ana sus amigas le prepararon un videoclip sorpresa; a Blanca un lip dub; y a Beatriz una divertida imitación realizada por su hermano. En Sí quiero, además, aseguran estar acostumbrados a que los novios pidan imposibles o busquen realizar la boda más original. "Cada una es un mundo, nunca hay dos iguales", añade Antequera. Ella recuerda también la boda de Mari Carmen y Pedro, para el que ambos grabaron un videoclip vestidos de Caperucita y el lobo. "Esa fue una boda súper loca", explica la empresaria. De hecho, durante el viernes hubo fiesta preboda con música en directo, durante el enlace se soltaron un buen número de mariposas de colores y en la celebración actuaron un cuadro flamenco, una tuna y hubo espectáculo de drag queens, actores que hacían de camareros. Sin embargo, para Antequera la boda más complicada de organizar no es la que más gente, parafernalia, actuaciones o caterings lleve: "Lo más difícil que he hecho nunca es una boda donde sólo estaban los novios", destaca. "Hay que hacer mucho y muy bien para que no echen de menos nada y tengan el día más feliz de su vida y el más especial", concluye. La felicidad: lo único que une a todas las bodas. O casi todas.
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