Bolonia deja en el primer semestre hasta un 70% de alumnos suspensos

Los centros con números clausus y aulas con menos de 75 estudiantes reducen el fracaso por debajo del 40% · La masificación y el mal nivel académico motivan los resultados

Dos estudiantes preparan trabajos en la Facultad de Económicas.
Dos estudiantes preparan trabajos en la Facultad de Económicas.
Encarna Maldonado / Málaga

15 de mayo 2011 - 01:00

El plan Bolonia y la nueva metodología docente que ha llevado a los estudios universitarios ha tenido unos resultados irregulares en su primer semestre de aplicación generalizada: la proporción de aprobados en algunas titulaciones se ha quedado en un raquítico 30%. Excepcionalmente en otras ha alcanzado hasta el 80%. La conclusión inmediata es que a más alumnos peores resultados. La Facultad de Derecho congrega ambos extremos. En el grado de Derecho la proporción de estudiantes que han superado con éxito la primera mitad del curso es del 30%, sin embargo, en Criminología, que se imparte en el mismo centro, el promedio de estudiantes aprobados frente a matriculados es del 83% para subir hasta el 91% precisamente en la asignatura de Derecho Penal.

¿Qué justifica estas disparidades? El vicedecano de Ordenación Académica de esta Facultad, Rafael Durán, aprecia de entrada un elemento fundamental: la masificación. En Derecho el cupo de acceso se fijó para este curso en 447 nuevos alumnos, a los que se han sumado cerca de 193 repetidores que han abandonado la licenciatura, o sea el plan de estudios en extinción. Cada aula de primero tiene por tanto más de un centenar de alumnos, frente a los 65 previstos sobre el papel en el plan Bolonia. Con esta magnitud no parece posible cumplir a pies juntillas la metodología de Bolonia: seguimiento personalizado y tutorización de los estudios.

Sin embargo, el grado de Criminología que ha comenzado a impartirse este año en la Universidad de Málaga ha arrancado con un cupo de 75 estudiantes, prácticamente la mitad que Derecho. Además, la nota media para acceder a esta carrera quedó establecida por encima del 10, lo que significa que su alumnado lo conforman estudiantes con expedientes excepcionalmente brillantes y muy vocacionales. La experiencia en ambas titulaciones pone de manifiesto que funciona la cercanía entre el profesor y el alumno tanto en el aula "como en la plataforma virtual y el correo electrónico". "Un profesor puede hacer un seguimiento individualizado de una serie de alumnos, pero no de más de cien. Al final sucede que conoces a los más activos, pero no al resto", resume el vicedecano.

No obstante, Rafael Durán no atribuye todas las explicaciones de estos discretos resultados en el grado de Derecho a las condiciones estructurales de la Universidad. Opina que la nueva cultura de Bolonia, en la que el estudiante es protagonista de su aprendizaje, no se ha comprendido tanto como debiera. "Ahora el alumno está obligado a participar en este proceso. Aprender ya no es un esfuerzo memorístico, sino saber construir el conocimiento y no todos los alumnos llegan a la Universidad sabiendo analizar, con costumbre de aplicar la capacidad de reflexión que ahora se exige. En esa dinámica sólo han entrado los estudiantes de Criminología y por el excepcional tamaño de sus grupos".

De todas formas, concluir el primer semestre con 473 estudiantes sin aprobar ha conducido a la dirección del centro ha abrir un periodo de reflexión para analizar qué ha fallado. "Existen imponderables, es cierto, pero también queremos analizar la metodología, el sistema de evaluación y la coordinación entre grupos grandes y pequeños". El centro quiere determinar las debilidades y establecer el margen de maniobra que tiene a su alcance a pesar de la falta de espacio y de profesores. "Los resultados del primer semestre sólo indican qué trabajo queda por hacer". Para el equipo de dirección de la Facultad de Derecho es necesario "romper la inercia", "evitar que se enquiste" y este proceso "requiere reflexión continua, discusión pública, transparencia y denuncia cuando haga falta". En ningún caso "bajar el nivel académico".

La Facultad de Económicas es el otro gran centro de la Universidad de Málaga (UMA). Es el que tradicionalmente más estudiantes y titulados aporta y también en este caso la disparidad reina en los balances académicos.

En el primer curso del grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) la proporción de aprobados entre el total de matriculados es del 60%, unos resultados "incluso mejores que los de la antigua licenciatura", según el decano del centro, Eugenio Luque. El cupo de nuevo acceso para ADE se completó en junio, o sea, con los alumnos que tenían mejores expedientes. En el grado en Económicas los resultados son similares a los que se obtenían con los anteriores planes de estudios: en torno a un 40% de aprobados, mientras que en Finanzas y Contabilidad han superado las pruebas del primer semestre el 34% de los estudiantes matriculados.

El decano atribuye la causa de los pobres resultados de Finanzas y Contabilidad a los incidentes que ha sufrido la titulación que recibió el grueso del alumnado a partir de la convocatoria de septiembre de la Selectividad y fueron llegando al aula en las últimas fases de adjudicación de plazas. "El 60% se matriculó cuando ya habían transcurrido varias semanas de clase. Esto significa condenar al fracaso el primer semestre del año académico".

Eugenio Luque opina que incrementar los números clausus mejoraría las tasas de éxito porque desanimaría la llegada de estudiantes que realmente se matriculan para probar sin tener un interés claro en esa carrera. Por ejemplo, en Finanzas y Contabilidad no se han presentado a examen el 44% de los matriculados, mientras que en ADE la proporción de no presentados ha sido sólo del 14%. En su opinión la masificación también explica los resultados. Las aulas de primero de ADE y Económicas tienen un centenar de alumnos y "es imprescindible grupos más pequeños que resulten más manejables para ese seguimiento personalizado que el profesor debe realizar".

El primer semestre también ha concluido en las ingenierías con un panorama similar. En las titulaciones de la Escuela Politécnica ha aprobado el 40% de los estudiantes que se habían matriculado. El director del centro, Alejandro Rodríguez, subraya la existencia de dificultades para comprender la metodología del plan Bolonia. Los nuevos planes de estudios exigen mucho trabajo personal del alumnado fuera del aula y ahí es donde encuentra parte de los fallos: "Se encargan prácticas que no se hacen y no llevan las asignaturas al día".

Este fenómeno se puede explicar por una cierta inmadurez de unos jóvenes que acaban de salir del instituto y, por tanto, están más acostumbrados a sentir la presión directa del profesor que a organizarse sus tiempos de trabajo de forma autónoma, pero el director de la Politécnica tampoco descarta que se vean saturados: "De pronto todos los profesores hemos empezado a encargar trabajos. Es posible que estén desbordados".

Otro argumento sobre la mesa para explicar el discreto éxito académico es el nivel con el que llegan los bachilleres a la universidad. La queja es una constante en las carreras de ingenierías y Alejandro Rodríguez la comparte. Cree que los alumnos tienen dificultades añadidas con las matemáticas , física y expresión gráfica (dibujo técnico). En muchos casos, además, se observa desorientación al elegir la carrera: "No es normal que se matriculen en una ingeniería si no tienen una base en matemáticas o física. Son muchos los que traen un perfil que no coincide con el título en el que ingresan".

La Facultad de Estudios Sociales, que sí cumple las ratios previstas en el plan Bolonia, fue en su momento pionera en la puesta en marcha de planes piloto para ensayar nuevas metodologías y su decano, Manuel Montalbán, está razonablemente satisfecho de los resultados. El promedio es de un 60% de aprobados, aunque, puntualmente en una asignatura que no revela este porcentaje haya bajado al 10% "por malentendidos al plantear las prácticas".

"No hemos hallado dificultades en la comprensión de los nuevos métodos docentes porque ya hacía mucho tiempo que la estábamos aplicando en la Facultad". Sólo se han detectado algunas dificultades "entre profesores de otros centros que imparten en nuestras titulaciones y que no habían formado parte de esos planes experimentales".

Manuel Montalbán precisa que los profesores se quejan del nivel de partida de los nuevos alumnos, sobre todo en el área de Ciencias Sociales, y de "la nueva cultura que traen. Antes compartíamos con ellos un universo simbólico que ahora no tenemos en común". Sin embargo, afirma que no debe culparse a los jóvenes "de que no valoren el esfuerzo o el trabajo. Esa es la cultura que nosotros le hemos dado y también es nuestra responsabilidad", por lo que apuesta por buscar caminos de entendimiento.

Frente a las quejas de los docentes, los alumnos critican que "no les llega la utilidad inmediata del conocimiento, la saturación de trabajo porque todos los profesores hemos entendido que aprender a aprender es mandar muchos trabajos. También critican la ambigüedad y falta de claridad de la programación académica".

La experiencia en Marketing por el momento es redonda. Este grado, que ha sustituido a la diplomatura de Empresariales, ha cerrado el primer semestre con un 56% de aprobados, frente al 30% del título anterior. "El perfil de los alumnos ha mejorado, casi todos proceden de la convocatoria de selectividad de junio", precisa su decano, Francisco Cantalejo. Los grupos más masivos son sólo de 70 alumnos y "el profesorado ha acogido con ganas la metodología de Bolonia".

Administración Pública, el segundo título que imparte la Facultad de Comercio y Gestión, arroja una tasa de éxito del 33%. El decano de la Facultad interpreta este promedio como la consecuencia inmediata de que se trate de un grado en el que gran parte del alumnado trabaja y que se completa también con estudiantes con expedientes académicos modestos.

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