El Borge tributa a su pasa

Unas 15.000 personas acudieron a la XIII edición de la fiesta

La uva moscatel es un signo de identidad de el municipio.
La uva moscatel es un signo de identidad de el municipio.
Mayte Cortés / El Borge

22 de septiembre 2008 - 01:00

Tierra de paseros. Agricultores y artesanos. Dicen que se hereda de padres a hijos, el trabajo y las viñas, la uva moscatel que desde los más remotos tiempos se cultiva en El Borge.

Ayer la villa axárquica celebró la XIII edición del Día de la Pasa, que sirve para promocionar este fruto que está protegido por una denominación de origen desde 1986. Lo honran aquellos que aún lo cultivan y los más de 15.000 visitantes que acuden a la cita. "Es una de las citas más numerosas del calendario malagueño por su singularidad, duración y productos", comentó el alcalde, José Antonio Ponce (IU) quien recordó que se trata de un cultivo al que prácticamente se dedican todas las familias de El Borge y que hay que seguir fomentando "su producción y su promoción turística y cultural".

La jornada es larga y cualquier momento es bueno para aprovecharlo en las calles del pueblo que comienzan a llenarse de música y ambiente desde las doce de la mañana. Es la hora en la que empiezan a abrirse los puestos de degustación de pasas y vino moscatel del terreno. 2.000 kilos y 3.000 litros gratuitos a repartir entre los asistentes.

Una demostración de la vendimia tradicional con canasta a la cabeza acapara la atención de todos los que están en la plaza. También la de la elaboración de la pasa: pica, cribado, pisa de uva moscatel; y la representación de la antigua trilla realizada por los mulos.

Los asistentes pudieron continuar probando migas, callos, gazpacho o ensaladas. Pocos se escaparon de comprar un buen trozo de queso y de otros embutidos típicos de la comarca en los 20 puestos que ofrecían los ricos manjares.

Durante la jornada los visitantes disfrutan de actuaciones de pandas de verdiales y de otros bailes y cantes folclóricos que El Borge recupera para sus vecinos. Son entre otros, los fandangos de Güi o los verdiales de Almáchar. Otra de las tradiciones únicas que pasan este día por la villa es el baile de la rueda que se celebra a las doce de noche y que recuerda a la forma en la que antiguamente los alborjeños buscaban novio o novia.

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