'Brindis' por la primavera

Celebrar la llegada de la primavera con un macrobotellón se ha convertido en una auténtica tradición en muchas ciudades, entre ellas Málaga. A pesar de la ilegalidad de este tipo de celebraciones en la ciudad, un año más los jóvenes no se amedrentaron y desde el mediodía comenzaron a tomar los aledaños del Auditorio Municipal, en el Cortijo de Torres, cada cual con sus respectivas bolsas llenas de botellas, dispuestos a celebrar el macrobotellón del año.

Uno de los medios de transporte más utilizados para llegar hasta allí fue el autobús, tanto que llegaron a formarse enormes colas en las paradas de la línea 24 de la EMT, que comunica el centro directamente con el recinto ferial. La Policía Local poco pudo hacer ante la avalancha de jóvenes que se congregaron en la zona, pues aunque disponían de algunas informaciones previas sobre la celebración, no sabían con seguridad cuándo ni donde tendría lugar el evento. Y es que con las redes sociales y las numerosas posibilidades comunicativas de los actuales teléfonos móviles, resulta muy difícil controlar una convocatoria de tal magnitud.

La presencia policial en el lugar de la celebración durante la tarde era de unos veinticinco agentes en total, aunque desde por la mañana hubo despliegues especiales vigilando las zonas cercanas al campus de Teatinos, donde cada año suele tener lugar el macrobotellón. Fuentes policiales cifraron la afluencia sobre las 19:00 de la tarde en unas 5.000 personas: "Y lo que queda todavía", bromeó ante la llegada incesante de más jóvenes cargados de bolsas.

Una de las asistentes a la fiesta reclamaba su derecho a participar en el evento, aunque reconocía los daños colaterales que podía causar el macrobotellón: "No creo que sea para tanto, depende de cómo te lo tomes. Para mí es un día perfecto en el que desconectar un poco de todo y disfrutar con mis amigos de la llegada del buen tiempo tomando unas copitas y además, sin gastar apenas dinero", comentó.

A pesar de la masiva afluencia, no hubo que lamentar incidentes de gravedad, aunque los servicios sanitarios tuvieron que intervenir en diversas ocasiones para atender a varias personas que presentaban intoxicaciones etílicas. Una fiesta que cuenta con defensores y detractores, pero que un año más se celebra sin que nadie logre detenerla.