Cae una red que explotaba sexualmente a jóvenes rumanas en clubes de alterne

La Policía detiene a cinco personas y libera a cinco víctimas que habían sido engañadas

R. L. Málaga

20 de junio 2015 - 01:00

La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal presuntamente dedicada a la explotación sexual de jóvenes rumanas en clubes de alterne en las provincias de La Coruña, Málaga y Guadalajara y ha detenido a cinco personas de nacionalidad rumana -tres en Santiago de Compostela, una en Torremolinos y otra en Guadalajara- e imputando a una más, por la presunta comisión de delitos de trata de seres humanos, prostitución y pertenencia a organización criminal.

Según informó ayer la Policía, entre los arrestados figura el cabecilla de la trama, que llevaba el cálculo exacto de todos los servicios sexuales prestados por las víctimas así como de los beneficios obtenidos. Los miembros de la red propinaban a las mujeres "brutales" palizas para obligarlas a ejercer la prostitución. Además, se ha logrado liberar a cinco víctimas de dicha organización que habían sido engañadas, controladas, amenazas y coaccionadas por la organización.

Las investigaciones comenzaron en octubre de 2014 a raíz de las declaraciones manifestadas a los agentes por parte de algunas de las mujeres rumanas que estaban siendo explotadas, junto a otras, por una red compuesta por compatriotas suyos.

En sus declaraciones relataron que un ciudadano se dedicaba a obligar a varias mujeres a ejercer la prostitución con la ayuda de su pareja sentimental. Ésta era además la encargada de vigilarlas dentro de los clubes de alterne, empleando para ello todo tipo de métodos coercitivos y trasladándolas de un sitio a otro en la provincia de A Coruña, todo lo cual le reportaba enormes beneficios que le permitían mantener su alto nivel de vida.

La organización captaba a las mujeres tanto en Rumanía como en España mediante el ofrecimiento de falsos trabajos. Con ello lograban que las víctimas se trasladaran voluntariamente hasta la provincia, donde residía el principal responsable. Las primeras pesquisas realizadas llevaron a los agentes a determinar que el ciudadano rumano denunciado en un primer momento se trataba del jefe y, por lo tanto, quien decidía y daba las órdenes al resto de miembros de la organización. La trama estaba jerarquizada, compuesta "extremadamente violentos", tanto con las que ellos consideraban "sus chicas", como con otros miembros de bandas rivales.

La violencia ejercida por los componentes de la organización era tal que, en ocasiones, las víctimas requirieron asistencia hospitalaria por diversas lesiones, siendo esta situación indiferente para los miembros de la organización, pues las obligaban a ejercer tras salir del centro médico.

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