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Segovia es conocida principalmente por dos cosas: el acueducto y el mesón de Cándido. Durante años fue común ver a representantes de la política, la cultura o el deporte cortar el cochinillo con un plato, siendo una imagen típica de la gastronomía española. Siempre ha estado en Segovia y ahora dará el salto a Málaga. Fuentes próximas a la operación han señalado a este diario que el conocido mesón está ultimando la llegada a la capital malagueña y que el restaurante se ubicaría en la sexta planta de El Corte Inglés, en una zona especializada en gastronomía. Desde el Mesón de Cándido reconocieron ayer que había un proyecto en Málaga aunque no quisieron dar más detalles hasta que no estuviera definitivamente firmado. En los últimos años Cándido ha participado en las jornadas gastronómicas organizadas por este centro comercial en Málaga, con éxito de participación, con sus judiones de la granja, el cochinillo y su tarta de ponche segoviano como platos estrella.
El mesón, junto a otras posadas o casas de vino, se abrió en 1884 en Segovia con motivo de la construcción de un ferrocarril y es el único que queda en la actualidad, según reza en la página web del establecimiento. Lo impulsó el cocinero Cándido López, que le dio fama mundial gracias a la ceremonia del plato con el cochinillo y, en la actualidad, el restaurante está gestionado por su hijo Alberto Cándido, quien posee el título de Mesonero Mayor de Castilla. El mesón es una obra de arte en sí mismo porque se creó en una vieja casa con soportales en las faldas del acueducto y fue incluido en el inventario de monumentos artísticos de la ciudad a raíz de un decreto de 1941.
Por sus mesas han pasado muchas personalidades y han ocurrido todo tipo de anécdotas. Una de ellas tuvo como protagonista, por ejemplo, al que fuera vicepresidente de Estados Unidos Nelson Rockefeller. Cuentan que viajó a España en 1975 para la coronación del Rey Juan Carlos I y que paró a comer en el asador. El plato estrella, como no podía ser de otra forma, era el cochinillo, pero Rockefeller y su esposa solo querían pollo asado. A Cándido le pareció poca cosa y ordenó que les prepararan perdices, pero sin decírselo. El matrimonio, uno de los más ricos del mundo, salió encantado.
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