Málaga

Chirimoyas sin semillas

  • Científicos están experimentando con una nueva variedad

¿Imagina comerse una chirimoya y no encontrar ninguna semilla en su interior? Eso es precisamente lo que está tratando de conseguir el grupo de investigación de Fruticultura Subtropical del centro La Mayora, que ya ha logrado algunos avances importantes mediante la mezcla de varias especies.

El resultado es un tipo de fruto llamado atemoya, que se cultiva comercialmente en Brasil y Australia, con muchas menos semillas y por tanto, más fácil de comer. Para conseguirlo, los científicos han cruzado los pólenes de una variedad de la tradicional chirimoya con otra especie similar a ésta conocida como anona escuamosa.

La particularidad de este híbrido, según explicó el responsable de la investigación, Iñaki Hormaza, es que apenas tiene semillas. Pero el reto de los investigadores del centro experimental de La Mayora va más allá y el objetivo final es conseguir una chirimoya libre de semillas.

Aún habrá que esperar para verlo, ya que antes los investigadores tendrán que decidir cuál de las 200 atemoyas resultantes es la más óptima para llevar a cabo el último y definitivo cruce, nuevamente con una variedad de chirimoya.

La polinización se ha realizado de manera manual, ya que el insecto que se encarga de hacerlo en los países suramericanos de donde es originaria esta especie no existe aquí.

Si las previsiones de este grupo de investigación del CSIC no fallan sería la primera vez en todo el mundo que se consigue este hito que mejoraría la comercialización de este producto tropical, que aún se resiste a penetrar en algunos ámbitos del sector de la restauración por la incomodidad que supone comer uno de estos frutos debido a la gran cantidad de huesos que tienen.

El estudio se está realizando en la plantación de chirimoyas de este centro de experimentación, que alberga la mayor colección de esta especie que existe en todo el mundo con unas 300 variedades distintas.

El objetivo de estos investigadores es ampliar el proyecto para el año que viene y estudiar cómo afectará el cambio climático a los cultivos de esta especie que necesita unas condiciones muy específicas para poder desarrollarse.

Según Hormaza, la investigación se llevaría a cabo en Suramérica donde se instalarán plantaciones de chirimoya a diferentes alturas "para poder extrapolar los datos que se obtengan a los distintos escenarios que traiga consigo este fenómeno en función de la zona donde se planten".

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