Comida tradicional con toques de modernidad

Disfrutar de un plato tradicional no quiere decir que éste no pueda tener algunos toques de innovación y si no que se lo digan al restaurante La Solana de Fuengirola, un establecimiento que aúna en su carta lo mejor de la cocina de siempre con algunos toques de modernidad para sorprender a los clientes en cada bocado. Todo gracias al buen hacer del chef Abraham Garrote, que además es el propietario del establecimiento.

La Solana abrió hace tres semanas, aunque no fue hasta el pasado viernes cuando se inauguró de forma oficial. El concepto del establecimiento es claro; ofrecer buena comida, elaborada con sumo cuidado y con los mejores ingredientes a precios asequibles. Pero una de las características de este establecimiento es que es una especie de paso intermedio entre un bar de tapas y un restaurante tradicional, pues los platos se sirven "porcionados", tal y como explica Garrote. Es decir, los comensales pueden compartir la comida sin problemas.

"Es un lugar especial porque creo que en Fuengirola no hay otro parecido. Sí existen restaurantes más clásicos, pero el nuestro aporta algo distinto. Ofrecemos cocina de diseño pero sin locuras", explica el chef, que estudió en la escuela Jacaranda, cuenta con un máster en gastronomía y ha pasado por diferentes lugares para perfeccionar su técnica. Pero, ¿qué toques modernos aporta La Solana? Pues para comenzar sólo hay que echar un vistazo a su carta para tomar conciencia de que no se trata de un restaurante al uso. Una veintena de platos conforman el menú, que va cambiando según los ingredientes de temporada y el mercado. Además, cada día se realizan de dos a cuatro platos para sorprender a los clientes y que encuentren algo diferente. "Aquí con tres platos te vas muy bien comido. También ofrecemos aperitivos bebidos y para comer y otras sorpresas que no queremos desvelar", afirma el chef.

Entre las especialidades de la casa, y dado el origen extremeño de la familia de Garrote, se encuentran los crujientes de ibérico con cremoso de patata trufado y caramelo. Además, los clientes pueden pedir una hamburguesa picada a cuchillo para que ofrezca una textura especial o un guiso de carrillera tradicional con toques asiáticos. Incluso el cordero se prepara de tal forma, y con tanto tiempo, que cada bocado se convierte casi en "mantequilla", según el chef.