Comienza una nueva vida en el Císter
Las imágenes del Santo Sepulcro se trasladaron ayer desde la parroquia de los Santos Mártires a la abadía de Santa Ana Un numeroso público acompañó la procesión
Un adiós a una etapa histórica para abrir otra. Parecía en su forma un traslado normal, al uso de lo acostumbrado, pero encerraba una particularidad y era su carácter definitivo. Si es que el futuro no depara más cambios. Hacía mucho tiempo que la Real Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad había mostrado su voluntad de establecer su nueva sede canónica en el antiguo convento del Císter. Ayer se culminó ese sueño y las imágenes ya se encuentran entre los muros de la antigua abadía de Santa Ana.
Todo empezó por la tarde, en una misa de despedida del que había su templo y su feligresía desde 1967, año en el que la cofradía se trasladó desde el santuario de la Victoria, su anterior sede canónica. Tras la celebración de la eucaristía dio comienzo una procesión claustral que recorrió todas las capillas de las demás corporaciones acogidas en la iglesia. Ni dentro del templo ni ya en la calle faltó público. Una atestada parroquia vio como el Señor del Santo Sepulcro abandonaba el templo portado sobre los hombros de sus hermanos flanqueado por cuatro ciriales. Mientras, la Virgen de la Soledad iba sobre unas sencillas andas. Al Cristo le acompañaban cuatro tambores roncos de la banda de música de la archicofradía de la Esperanza, formación que acompaña a la dolorosa el Viernes Santo. Ambas imágenes fueron escoltadas por la Marina.
Aunque era un traslado y no su salida penitencial, es cierto que en algunos momentos se añoraba el silencio que se va haciendo a medida que pasa el cortejo. A un ritmo solemne pero sin recreos la procesión fue avanzando por el recorrido más corto que unía las dos sedes. El nutrido cortejo estaba formado por un tramos de hermanos con cirios, todos los hermanos mayores de las cofradías de pasión agrupadas y también hermanos mayores de gloria vinculadas a los templos. No faltaron las representaciones civiles y militares, como los mandos de la Marina y miembros de la Orden del Císter. Al llegar al nuevo templo, para recibir al Señor se puedo escuchar la Marcha fúnebre de Chopin. No faltó el repique de campanas de bienvenida. Ahora, una vez instalados queda esperar a que la cofradía instaure el horario de apertura de la nueva sede.
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