Comprar tiempo al empresario para vivir

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Crece el número de personas que, por necesidad o por gusto, piden trabajar menos horas y sacrificar salario para poder tener más tiempo personal

La conciliación sigue en pañales

Comprar tiempo al empresario para vivir
Comprar tiempo al empresario para vivir
Ángel Recio

Málaga, 11 de julio 2017 - 02:03

No pasar la vida en el puesto de trabajo. Es un sentimiento creciente en la sociedad española que empieza a estar cansada de jornadas maratonianas y de tener poco tiempo libre para disfrutar de la familia, una afición o simplemente tumbarse en el sofá. Pero una cosa es pensarlo y otra hacerlo. Cada vez hay más personas que, por necesidad o por gusto, están pidiendo reducciones de jornada en sus empleos aún a costa de perder salario. En el primer trimestre de este año fueron 658.200 personas en el conjunto español -no hay datos provincializados-, según el informe presentado ayer por la consultora de recursos humanos Randstad con datos de la Encuesta de Población Activa que publica el Instituto Nacional de Estadística. Eso representa el 3,6% de los ocupados, siendo la tasa más elevada desde 2012.

En 2007, cuando aún había auge económico, había más de un millón y medio de personas, el 7,6% de los ocupados, que pedían trabajar menos horas. Con la crisis no estaba el horno para bollos y ese porcentaje fue cayendo de manera continua hasta tocar fondo en 2014 al 2,8%. Ahora, con la recuperación económica, se vuelve a coger confianza. Y ocurre lo mismo con el fenómeno contrario. En 2013, en plena crisis, el 17% de los empleados deseaban trabajar más horas en sus jornadas y ahora es el 12,3% de los ocupados.

Expertos en recursos humanos y empresarios destacan apostar por la productividad

La situación económica está algo mejor y el mercado laboral empieza a ofrecer más oportunidades, lo que lleva a que se empiecen a valorar otras cosas en el trabajo. Lo primero es siempre el salario, pero el segundo es ya tener más capacidad para conciliar vida profesional y personal. "Tras superar los peores momentos de la crisis económica, los profesionales españoles han comenzado a otorgar más importancia a los factores denominados soft, como pueden ser la conciliación, un ambiente de trabajo agradable o un empleo estimulante", explica Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad, quien añade que "las empresas tenemos que llegar a acuerdos con los trabajadores para adaptar los horarios a las necesidades de la nueva sociedad".

En la misma línea está Pedro García, director de la consultora malagueña de Recursos Humanos Standby, quien subraya que "el que está trabajando y tiene un determinado nivel de renta valora la posibilidad de trabajar menos tiempo aunque sacrifique salario porque esa sensación de tener vida personal es cada vez más importante". No obstante, no es sencillo porque cuando se es directivo el grado de involucración en la empresa es alto -siendo difícil desconectar- y cuando se tiene un sueldo bajo es difícil plantearse ganar menos aún. Cabe recordar que, según la Agencia Tributaria, el salario medio anual en Málaga es de unos 16.000 euros. García cree que la clave es la productividad, es decir, "conseguir objetivos y no tener tanto un horario fijo en aquellos puestos que no requieran una presencia continua".

Los empresarios no lo ven con malos ojos aunque, según explica Natalia Sánchez, vicepresidenta de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), la clave es "cuadrar los intereses del trabajador y de la empresa". Sánchez señala que "hay personas a las que, por temas familiares o de cualquier otro tipo, le interesan contratos de menos horas" y cree que habría que "profundizar más en la conciliación laboral y en la racionalización de horarios, aunque para conseguirlo hay que vencer la tradición española y, a lo mejor, empezar a trabajar más temprano para acabar antes". Sánchez recuerda que el Gobierno ya habló el año pasado de terminar la jornada laboral a las 18:00 "pero no se ha seguido insistiendo".

Auxiliadora Jiménez, secretaria general de UGT en Málaga, denuncia, por su parte, que "la mayoría de los trabajadores firman contratos temporales porque no hay otra alternativa y encadenan varios para intentar completar una jornada, lo que está provocando más siniestralidad laboral y enfermedades como estrés". Jiménez reitera que "hay un problema grave con la conciliación que afecta gravemente a las mujeres y la ley no lo ha podido atajar".

Entre 25 y 45 años, los que más piden la reducción

Los trabajadores que más piden una reducción de jornada son los que tienen entre 25 y 45 años, algo lógico si se tiene en cuenta que es cuando se suele tener hijos y es necesario sacar tiempo de donde no lo hay para cuidarlos. La reducción de jornada la reclaman más mujeres que hombres, aunque no hay tanta diferencia como podría imaginarse pues lo hicieron el 3,7% de las ocupadas y el 3,5% de los hombres. Por otra parte, el informe de Randstad asegura que "factores más vinculados a la seguridad laboral, como la estabilidad y la buena situación financiera de la empresa, han descendido en importancia, mientras que la conciliación ha crecido notablemente". También indica que hay más confianza en mantener el empleo.

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