“La enfermería se ha empoderado, antes era muy dependiente del médico”
Concepción Rivas | Consulta Estomaterapia Hospital Clínico
Positiva y alegre, dice que es optimista porque cuando sale de casa siempre piensa que encontrará aparcamiento
Defiende la torre del puerto y critica la invasión de las terrazas
CONCEPCION Rivas se jubila tras 45 años en la sanidad pública. Es la enfermera del Clínico responsable de la consulta de Estomaterapia del Hospital Clínico, en la que se cuida y enseña a los pacientes que tras una cirugía deben orinar o defecar mediante una bolsa. Ella ha logrado que esa realidad que suena desagradable sea asumida con la mayor normalidad posible por cientos de personas. Concha fue la profesional que puso en marcha la Consulta de Estomaterapia del Clínico, la que enseñó a decenas de enfermeras su manejo y que hizo de psicóloga con muchísimos pacientes tras el mazazo de la enfermedad. La entrevista se hace en su antepenúltimo día de trabajo.
–¿Cómo se siente ante la jubilación?
–Me da cosilla. Llevo trabajando desde el año 74 como enfermera, ha sido mi vida. He llevado el trabajo siempre con mucha ilusión porque me encanta.
–¿Usted es del grupo de profesionales fundadores del Clínico?
–Sí. Veníamos de un hospital antiguo, el Civil. Y aquí me hice cargo de una consulta de enfermería pionera. Era un nuevo proyecto porque la estomaterapia en Málaga no existía.
–Si no existía una consulta así, ¿antes qué hacían los pacientes?
–Los pacientes estaban muy perdidos... Surge la consulta de estomaterapia por la demanda de estos pacientes que necesitan unos cuidados muy específicos Las casas comerciales de las bolsas ocuparon al principio un papel muy importante. Visitaban a pacientes e hicieron una labor que hay que reconocer porque los pacientes estaban muy perdidos en los cuidados.
–¿Eso ha cambiado?
–Ha dado un vuelco total. El trabajo en equipo multidisciplinar es clave en el cuidado de los pacientes ostomizados [los que necesitan la bolsa para orinar y defecar]. Estos pacientes pierden la continencia y eso los hace muy vulnerables. Y necesitan unos cuidados muy específicos porque los estomas son muy diversos.
–En general la enfermedad nos hace vulnerables...
–Sí, pero estos casos además conllevan un problema de incontinencia de material de desecho, con olores... Es un estigma y tienes que ayudarles para que acepten y vivan con esa nueva situación de la mejor forma posible y sean capaces de continuar con su vida anterior.
–¿Hay que estigmatizar menos y aceptar más?
–Claro. Hay que darles tiempo a estos pacientes; el tiempo es fundamental para que busquen su estrategia para vivir con su estoma. El paciente ostomizado lo peor que lleva es la incontinencia.
–¿Así que tiene que hacer de enfermera y casi de psicóloga?
–Hombre claro, les escuchas, les ayudas, le das estrategias, le enseñas. El paciente se abre mucho con las enfermeras Nos cuentan sus intimidades y nosotros, conociéndolos, los guiamos.
–¿Cuénteme cómo era esto cuando abrió el Clínico? ¿Creo que había olivos alrededor?
–Efectivamente, esto estaba despoblado totalmente. Esto era campo. En los planos que me enseñaron para adjudicarme la consulta, todo alrededor era campo. Hablamos del año 89. La consulta se ubicó en el sitio ideal, entre los servicios de Cirugía y Urología. Porque son los dos tipos de pacientes que atendemos.
–Usted ha sido testigo de la evolución de la Medicina y del hospital...
–El hospital ha dado un vuelco. En las áreas que a mí me atañen, ha evolucionado muchísimo. Han mejorado las intervenciones quirúrgicas con las suturas mecánicas y la cirugía laparoscópica que dan más calidad de vida a los pacientes. Ahora hay menos pacientes con ostomías para toda la vida y hay ostomías temporales que permiten al paciente volver a ser continente. Eso se debe a la investigación a los avances en cirugía y en los cuidados específicos para tratar al paciente ostomizado.
–¿Son pacientes con cáncer?
–Hay muchas patologías. También hay patologías benignas. Hay pacientes con enfermedades intestinales inflamatorias que pueden terminar con ostomías cuando el tratamiento médico fracasa. También hay diverticulitis o enfermedades vasculares que tienen que terminar con una ostomía. Pero en torno al 60% de los pacientes ostomizados es por cáncer.
–Toda su vida ha trabajado en la sanidad pública. ¿Qué es lo mejor de este sistema?
–Que se le puede dar un servicio a todo el que llame a la puerta; para mí es importantísimo que sea universal.
–¿Y lo que hay que mejorar?
–Más personal. Tenemos recursos materiales, aunque están mal gestionados. Pero faltan profesionales. Se darían mejores cuidados, de más calidad
–¿Le han agredido alguna vez?
–Jamás. Hay que entender la situación de estrés del paciente. Las formas y el trato amable y personalizado, ayudan a reconducir situaciones difíciles.
–¿Usted se formó en esto de la estomaterapia en Madrid?
–Hice un curso de experto en la Complutense. Tras finalizarlo, se abre el Clínico y se crea la consulta para el cuidado del paciente ostomizado.
–No sabía que esto de poner las bolsas para las necesidades fisiológicas también podía ser para pacientes urológicos...
–Cuando a un paciente le quitan la vejiga, le hacen una derivación y orinan por el abdomen...
–¿Qué es lo mejor que se lleva de estos años?
– El haber ayudado a normalizar la vida de mis pacientes, su reconocimiento y trabajar con un equipo de profesionales excepcional.
–¿Lo que preferiría olvidar?
– No quitaría nada. Las cosas que me han dado en la cara, me han enseñado... Lo digo como lo siento.
–En todos estos años, el papel de la enfermería se ha reforzado...
–Se ha empoderado muchísimo. Nuestro trabajo antes era muy dependiente del médico. Los enfermeros hacemos un trabajo muy específico de cuidados, siempre trabajando en equipo. No somos independientes, el trabajo en equipo es fundamental. El tratamiento es del médico y el cuidado es del enfermero.
–¿Y en qué debe seguir mejorando la enfermería?
–En hacer determinación de su profesión; esto es mío y esto lo defiendo. Estábamos acostumbrados a depender [del médico]. Los cuidados son de enfermería y debemos defender nuestra competencia. Pero para eso hay que asumir responsabilidad; decir esto es mío y soy responsable de estos cuidados que he dado.
–Algunas voces hablan de ampliar la jubilación a los 70 ¿Qué opina?
–Esto es muy personal . Pero creo que los 65 años es una buena edad para jubilarse para disfrutar otra etapa de la vida y abrir paso a los jóvenes profesionales.
–Hablando de disfrutar, viene la Feria. ¿Es feriante?
–No, pero es bueno para la ciudad que haya Feria y atraiga turismo, que de eso vivimos.
–¿Ha cambiado el turismo también?
–También ha cambiado el turismo. Vivo en el Centro y la verdad es que lo estamos viviendo en primera persona. Entiendo que el turismo es buenísimo para la ciudad, pero también te diré, que a veces el día a día se vuelve incómodo.
–¿Pondría el hotel del puerto?
–No me importaría. Indica el progreso de la ciudad, que no estemos todavía con la maceta y el geranio nada más.
–¿Algo que quiera añadir?
–Que dejo la consulta en muy buenas manos, las de mi sustituta ,Carmen Alcántara, que estoy segura que hará muy buen trabajo. Le deseo todo lo mejor.
–Dígale lo que quiera a sus pacientes y compañeros.
–A los pacientes, que ellos han hecho que ame mi profesión. El trato con ellos es lo que realmente daba sentido a mi trabajo diario. Siempre los tendré en mente. He creado lazos inolvidables.
Y a mis compañeros, que el trabajo en equipo ha sido muy gratificante, y que lo que es hoy el cuidado del paciente ostomizado es el resultado de haber crecido juntos a lo largo de todos estos años. Lo digo de corazón, he venido a trabajar todos los días con gusto [Las lágrimas se le asoman a los ojos y confiesa que es muy sensible].
–¿Qué va a hacer ahora con tanto tiempo libre?
–Tengo cinco nietos; tres no están en España. Aprovecharé para visitarlos más. Me gusta la cocina... La lectura la tengo abandonada y la retomaré. Empezaré a fomentar más las caminatas y seguro que llenaré mi tiempo. ¿Seguir con el paciente ostomizado? Podría trabajar en la privada, pero creo que debo de cortar porque no sería una jubilación plena.
–¿Usted siempre trabajó en la sanidad pública?
–Siempre, siempre. Soy muy defensora de la sanidad pública, que sea universal. En cuanto a la jubilación, es la vida… Inicio una nueva etapa con muchas experiencias por vivir. Tengo mis miedos, por supuesto, porque llevo 45 años de enfermera. El paso cuesta, pero seguro que llenaré esta etapa, por mi forma de ser y mi positividad. Yo encuentro aparcamiento todos los días porque salgo de casa pensando que voy a encontrar aparcamiento [Risas].
La enfermera que abrió una consulta pionera
Concha Rivas dice que ha ido a trabajar siempre con ilusión en los 45 años que ha estado como enfermera en la sanidad pública. Ama lo que hace y se le nota. Estudió enfermería en la Escuela de la Diputación y nada más acabar la carrera comenzó a trabajar en la planta de Cirugía del Hospital Civil.
En el 1989, cuando el personal de este centro pasó al Clínico, afrontó el reto de poner en marcha y dirigir una iniciativa pionera: la Consulta de Estomaterapia que no existía. En ella se dan cuidados e información a los pacientes ostomizados, que son los que por alguna patología deben eliminar el orín o las heces a través de una bolsa.
Su padre fue ostomizado y ella se ha tirado toda su vida ayudando a esos pacientes que hasta la creación de la consulta se sentían perdidos. El curso de experto en estomaterapia que hizo en la Complutense le dio la oportunidad de “coger ese tren” cuando se abrió el Clínico.
Es optimista, humana y “muy sensible”. Tras 45 años de enfermera, afronta la jubilación como una etapa con nuevas experiencias por vivir, pero se le saltan las lágrimas al imaginarse fuera del hospital.
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