El Corralón de las Dos Puertas está un poco más cerca de volver a ser habitado. El inmueble, eco del pasado obrero de Málaga y reminiscencia de las formas más austeras de vivir, llevaba abandonado desde 2013, al ser su solar uno de los comprendidos en el fallido plan de las tecnocasas, firmado por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga. 

Una vez se ha dado carpetazo al proyecto y la Agencia de Vivienda y Rehabilitación (AVRA) de la Junta de Andalucía está dando salida a estos solares, el Corralón de las Dos Puertas está entre los que más cerca están de ser rehabilitados y volver al uso para que el fue pensado, dar un techo a familias. El inmueble, que en septiembre entró en la Lista Roja de los monumentos a riesgo de desaparecer que elabora la asociación Hispania Nostra, sólo está a falta del visto bueno de Cultura para que se pueda tramitar la licencia de obras que consta en Urbanismo. 

La misma, pretende su rehabilitación para dar cabida a 11 viviendas. En caso de que se siga el criterio que viene aplicando AVRA, serán destinadas a alquiler asequible para jóvenes y familias vulnerables. Los trabajos tienen un presupuesto de 852.000 euros, según ha detallado el concejal de Urbanismo, Raúl López, en la Comisión de Ordenación del Territorio, a colación de una moción de Unidas Podemos que buscaba su protección. 

Esta, que ha salido adelante por unanimidad, recoge que se inste a la Junta de Andalucía a hacer las acciones necesarias para paliar el derrumbe del corralón, situado entre La Goleta y El Molinillo. Desde 2012, y tras ser aprobado en Pleno por unanimidad de todos los grupos, el edificio ya cuenta con protección de grado I; por lo que no debía haber llegado a este estado próximo a la ruina. 

Es el último corralón existente en Málaga sin alterar por reformas; mantiene la tipología clásica de la casa de vecinos malagueña por antonomasia: el corralón; el patio es el elemento organizador del espacio; las galerías son abiertas y todos sus vanos son adintelados (los de la planta primera con balcones de poco vuelo). Además, fue el último de los edificios de esta tipología habitados en la ciudad, antes de que fuera desalojado por su estado de conservación en 2013.