Critican las multas desproporcionadas de la ley antitabaco para los hosteleros

Un cliente que fume es penalizado con 30 euros; el local, como mínimo con 601

L. García / Málaga

14 de enero 2011 - 01:00

Cuando alguien fuma en un lugar prohibido, la ley antitabaco castiga tanto al fumador como al dueño del local. La multa para el primero es de 30 euros, mientras que para el segundo, como mínimo, asciende a 601 euros. Los hosteleros critican con dureza este régimen sancionador que consideran desproporcionado. "No es proporcionado que al infractor lo penalicen con 30 euros y al establecimiento con entre 601 y 10.000 euros", argumenta el presidente de la Asociaciones de Empresarios Hosteleros de Málaga (Aehma), Rafael Prado.

El representante de bares musicales y discotecas de la provincia, Juan Rambla, tiene la misma queja: "Las multas al fumador y al establecimiento no guardan proporción". Los empresarios argumentan que aunque hayan desplegado los carteles de prohibido fumar y sus empleados estén pendientes de que nadie encienda un cigarrillo en el local, se arriesgan a una multa si algún cliente se salta todas las advertencias. Una sanción que, como poco, es 20 veces más alta que la del infractor. "No es justo. La ley nos impone una misión de policías y nosotros no estamos para pelearnos con el cliente", protesta Rambla.

Al margen de esta queja, los empresarios siguen insistiendo en que la ley ha sido "inoportuna" porque se produce en un momento de crisis en el que ya había una retracción del consumo como consecuencia de la difícil situación económica. Rambla asegura que en general, la norma se está implantando sin conflictos. No obstante, admite que ahora -en el caso de bares musicales y discotecas- hay más trasiego en la puerta de los locales debido a los fumadores que salen a echar un cigarrillo, lo que puede derivarse en que salga más ruido hacia la calle.

Los hosteleros, por su parte, buscan alternativas para que sus clientes fumadores puedan disfrutar a la vez de tabaco y café o copa en sus terrazas. Estufas o mantas son las soluciones que están imponiendo. Pero el presidente de Aehma advierte que calentar con estufas una terraza amplia puede suponer cerca de 200 euros diarios, lo que llevará aparejado una subida de los costes y también de los precios. Para Gabriel Candamil, propietario del restaurante gallego de la calle Cuarteles que lleva su apellido, la ley es "tardía". Este hombre -que con la anterior norma puso su local como de no fumadores y luego tuvo que habilitar un salón para fumadores- dice que si el Gobierno quería prohibir el tabaco en la hostelería debería haberlo hecho desde el principio. La anterior legislación lo permitía y la nueva lo prohíbe. Candamil reconoce que estos tiempos son complicados, pero no sabe si culpar a la crisis, a la ley antitabaco o a las obras de la calle Cuarteles.

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