La Cruz de Lampedusa, realizada con tablas procedentes de barcas de migrantes naufragadas en el Mediterráneo e impulsada a viajar por el mundo por el Papa ha recorrido Málaga y Melilla durante estas fechas navideñas.
Como explica Ramón Muñoz, delegado diocesano de Migraciones, «hace apenas cuatro años, 366 inmigrantes morían en un naufragio en Lampedusa, Italia. Provenían de Eritrea y Somalia, salieron buscando un futuro mejor, encontraron la muerte. Desde que ocurrió esta tragedia en octubre de 2013, el número de personas fallecidas y desaparecidas en el Mediterráneo sobrepasa las 15.000, convirtiéndose en el mayor cementerio de migrantes del mundo.
En abril de 2014, la Fundación Italiana “Casa del Espíritu Santo y las Artes” presentó al Papa Francisco una cruz hecha con tablas de barcos naufragados frente a Lampedusa. El Papa la bendijo y les encargó: “Llevadla por todas partes”. Queremos que su presencia nos ayude a rezar personal y comunitariamente por los inmigrantes, en particular por los muertos o desaparecidos y por sus familias. Igualmente pretendemos que sea un acicate que posibilite despertar nuestras conciencias y las de nuestros conciudadanos ante el drama de la inmigración».
El viernes 27 de diciembre el símbolo llegó a Melilla, la ciudad autónoma donde la inmigración encuentra en multitud de ocasiones su primer contacto con Europa. El de Melilla fue uno de los actos centrales de su devenir por la Diócesis de Málaga. La oración interconfesional en el Dique Sur melillense, donde acaba la valla fronteriza, congregó a más de 200 personas en un acto de lo más emotivo, en el que el encuentro fue el eje vital de todos los presentes.
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