Málaga

De la Torre y la gobernabilidad del Ayuntamiento de Málaga, en manos de Cassá

  • Su relevancia política crece exponencialmente al ser clave en una posible moción de censura contra el regidor

Imagen de archivo de Juan Cassá y Francisco de la Torre, cuando eran socios de investidura.

Imagen de archivo de Juan Cassá y Francisco de la Torre, cuando eran socios de investidura. / Javier Albiñana

A Francisco de la Torre, el que previsiblemente será su último mandato al frente de la Casona del Parque, el sexto consecutivo desde que asumió el cargo hace ahora veinte años, se le agita por momentos. Operado de una lesión cerebral hace apenas 25 días, retirado temporalmente del cargo mientras dura el periodo de recuperación, con una ciudad afectada gravemente por la doble crisis sanitaria y económica derivada del coronavirus, y ahora, con la duda cierta de una posible de moción de censura sobrevolando los tres años que restan hasta los comicios de 2023.

La baja de militancia de Juan Cassá como integrante de Ciudadanos, junto a su intención de pasar al grupo no adscrito en el Consistorio (también en la Diputación provincial) tambalea la situación de estabilidad con la que discurría la gestión municipal. La fórmula del cogobierno, aceptada por la formación naranja tras unos pésimos resultados en las elecciones de hace un año, parecían garantizar a De la Torre un periplo sosegado.

Sin embargo, el paso de Cassá le deja sin la mayoría absoluta necesaria para afrontar los grandes asuntos de la ciudad y, sobre todo, dar forma a un escenario político en el que los grupos de la oposición creen posible un cambio de rumbo. La nueva aritmética contribuye a ello, por cuánto los 15 ediles que pasarán a sumar el PP (14 ediles) y la que será única representante de CS, Noelia Losada (concejala de Cultura y Deportes) se igualan a los 15 del PSOE (12) y Adelante Málaga (3).

El mosaico resultante otorga un valor estratégico a Cassá, al que a finales del mandato anterior ya trató de disuadir Daniel Pérez, portavoz socialista, para conformar los apoyos necesarios para impulsar una moción de censura. En aquella ocasión el entonces portavoz naranja desechó la propuesta, señalando la cercanía de las urnas.

Ahora, sin embargo, la situación política de Cassá es otra. Formalmente, según sus propias palabras, su decisión de abandonar el partido al que ha permanecido desde hace más de siete años responde a sus diferencias con los actuales líderes de la formación y, sobre todo, a la apuesta por un discurso que no comparte. "Ya no siguen liderando el partido las mismas personas con las que empecé ni los planteamientos y principios son los mismos que yo compartía plenamente y que me llevaron a participar con gran ilusión en el proyecto", señaló en sus redes sociales.

Sin embargo, no puede separarse de estas razones la situación de ostracismo a la que fue sometido tras las municipales, cita en la que, como cabeza de cartel, perdió más de 5.000 votos respecto a la cita de 2015. La reacción de la organización quedó patente al apartarlo de todo el proceso negociador abierto con el Partido Popular en el Ayuntamiento y en la Diputación provincial y que culminó con sendos pactos de gobierno.

En ninguna de las dos instituciones Cassá dispone de área de gestión alguna. Sólo en la institución supramunicipal ha desempeñado el cargo de portavoz del cogobierno, con un salario bruto anual cercano a los 72.000 euros. Una condición que perderá en el momento en que se certifique su paso al grupo de no adscritos, aunque mantendrá la situación de exclusividad que ya tenía.

En la Casona del Parque su papel ha sido aún más testimonial, haciendo acto de presencia únicamente en los plenos y las comisiones informativas de las que forma parte. Un rol que, en el corto plazo no va a variar. Y a pesar de ello, las manos de Cassá tienen ahora la capacidad de mover los hilos en la Corporación.

La nula respuesta transmitida por el grupo del PSOE alimenta más si cabe el interrogante sobre lo que pueda ocurrir en los próximos meses, una vez superada la pandemia y recuperado De la Torre de su dolencia. Cualquier hoja de ruta, no obstante, no se antoja sencilla. Una censura a De la Torre requeriría de un consenso total de la oposición, incluyendo a los dos representantes de Podemos en el Pleno, formación a la que Cassá no ha demostrado especial apego en estos años.

Pero en la vertiente socialista, quedaría por aclarar si estaría dispuesto a promover una moción de censura con el apoyo de un concejal tránsfuga, tras haber declinado la petición expresa de Cs de que entregue su acta. El único mensaje lanzado desde el PSOE ante los movimientos de Cassá se limitan a un comunicado remitido el pasado lunes. En el mismo, sin que se haga mención al otrora concejal de Cs se habla de que los ediles socialistas dijeron no entrar a valorar cuestiones que tengan que ver con el funcionamiento interno de otros grupos municipales”. Ayer, Pérez se reafirmaba en ello.

El PP, por su parte, opta igualmente por la prudencia y por esperar acontecimientos. Si es que llegan. "Se cuestionan los motivos, la oportunidad, pero ahora mismo hay calma; todos estamos excesivamente liados con la gestión del coronavirus", comenta una persona cercana al Ejecutivo local. En un tiempo marcado por la pandemia, el problema Cassá parece secundario. Pero nunca tanto cierto como hasta ahora que De la Torre, tras veinte años al mando, está en sus manos.

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