Desahucian a una mujer en situación de exclusión y con un 66% de discapacidad

Stop Desahucios buscaba ayer recursos para que Lucía no durmiera en la calle después de llevar 12 años en su piso de alquiler

Miembros de la plataforma Stop Desahucios arropaban ayer a Lucía Mateo, en el centro de la imagen.
Cristina Fernández Málaga

19 de noviembre 2015 - 01:00

Desde 2003 vivía Lucía Mateo, de 59 años, en el bajo de la calle Cañuelo de San Bernardo, entre Beatas y Niño de Guevara. Siempre pagó sus 244 euros de alquiler por una habitación y una pequeña cocina. A pesar de la humedad y de la falta de luz, siempre fue su casa desde hacía 12 años. Por un problema burocrático -no recibió la carta para firmar la fe de vida y le retiraron su pensión no contributiva de 350 euros- acumuló varios meses de deuda. Pero una vez resuelto volvió a pagar y Cáritas la ayudó a devolver parte de lo que tenía pendiente. Sin embargo, ayer, la Policía, un agente judicial y un cerrajero, pusieron punto y final a su estancia en ese piso a pesar de tratarse de una mujer con un 66% de discapacidad y en situación de exclusión social.

El 28 de octubre le llegó a Lucía una carta informándola del lanzamiento. Tenía que abandonar el piso el 18 de noviembre. Desde el juzgado le asignaron un abogado de oficio en noviembre, pero hasta hoy no le ha dado cita. Al no haber tenido cobertura legal, le explicaron en el Palacio de Justicia que su caso estaba paralizado, según explica Lucía. Por ello, ayer no se esperaba que llamaran a la puerta para echarla de la casa. La plataforma Stop Desahucios arropó ayer a la afectada y buscó recursos para intentar que no pasara la noche en la calle. También Cáritas acudió a su llamada para prestar la mayor ayuda posible.

"Se trata de una mujer que no está bien, que tiene problemas de salud y que ha tenido que salir con lo puesto, dejando todas sus cosas dentro, incluso sus medicinas", explicó ayer Ana Belén Avilés, una de las portavoces de la plataforma. "Estamos intentando hallar una solución inmediata", agregó. Desde Puerta Única les dijeron que tenía que ir ella misma a solicitar el recurso, aunque antes preguntaron por habitaciones de alquiler.

"Los del restaurante Clandestino han comprado la casa y me querían fuera", aseguró Lucía Mateo. "Un día me dijeron que me iban a echar, que lo que tenía que hacer era pagar, pero yo volví a pagar, tengo los recibos", agregó. A las pocas horas del desahucio, empleados cargados con cajas no paraban de abrir la puerta. "Aún están sus cosas dentro y ya están usando la casa de almacén", decían desde la plataforma.

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