Despedida de un 'pirata' con corazón de torero

Juan José Padilla tuvo ayer una multitudinaria despedida de La Malagueta, cuyo público le transmitió el cariño que siente por este torero.
Juan José Padilla tuvo ayer una multitudinaria despedida de La Malagueta, cuyo público le transmitió el cariño que siente por este torero. / Daniel Pérez / Efe
Álvaro López Martín

18 de agosto 2018 - 01:34

Con la llegada del "pirata" Juan José Padilla a Málaga, la plaza se llenó en casi tres cuartos de entrada de una tripulación de seguidores que no quería dejar pasar la oportunidad de ver la última tarde de Padilla en La Malagueta en su año de la retirada.

Una muestra del cariño que la afición siente por este torero es que durante el paseíllo, varias banderas piratas ondeaban en los tendidos de la plaza al paso de Padilla, acompañado por Talavante y Jiménez Fortes, único matador de toros malagueño que pisará el albero en este abono. Asimismo, al romperse el paseíllo Padilla se dirigió a los medios para recibir una fuerte ovación, momento en el que volvió a repetirse la imagen de banderas ondeando en los tendidos. También pancartas u otros carteles con mensajes de apoyo se pudieron ver.

Con todo esto, ayer era uno de los días que la plaza estaba más ambientada, la cual ha recuperado para este año la decoración en la balconada del primer piso, dado que las últimas empresas que habían pasado por La Malagueta habían descuidado más este aspecto de la estética del coso.

Es importante destacar la gran labor que está llevando a cabo la empresa de La Malagueta en promocionar la Feria Taurina, en pro de una mayor asistencia cada día. No obstante, no todo deberían ser vender entradas. También cuidar a los abonados. No es de buen gusto que cualquier espectador que acuda a la plaza vea en el interior del coso, exactamente en las escaleras que conectan los pasillos con el graderío alto de los tendidos 3 y 4, una pintada a un considerable tamaño en el que se puede leer "asesinos". Así durante toda la feria, sin mostrar la empresa ni un ápice de preocupación por quitar ese desagradable mensaje con una simple mano de pintura. Asimismo, es significativo que tras renovar los abonos, la empresa regalaba a los aficionados el denominado "esportón del abonado", con el que se ofertaban varios tickets descuentos o gratuitos para establecimientos de los alrededores de la plaza. Sin embargo, en este "esportón" se coló más de un local "fantasma", puesto que al llegar a la dirección que se indicaba, lo único que aparecía era un establecimiento diferente o un local cerrado en alquiler. El del ticket, ni rastro de él.

Tras su encerrona del pasado año, había expectación por ver a Fortes en su tierra, quien hizo un excepcional saludo capotero a su primero. Málaga supo arropar a su torero y este dio motivos suficientes para ello. La templanza de cada muletazo del malagueño y los arrebatados olés de la plaza, junto a los imponentes silencios en los compases de espera entre tanda y tanda era señal inequívoca de que se estaba viviendo una faena grande.

Por si no faltase emoción, una pequeña voltereta al entrar a matar estremeció más al público, deseoso de ver a su torero pasear con las orejas en las manos, aunque los reiterados fallos con los aceros lo impidió.

Los primeros tercios del último toro de Padilla en Málaga estuvo eclipsado por un incidente producido en el tendido 6. Un hombre dio el aviso a cuatro policías nacionales que se encontraban en el callejón de que una mujer necesitaba asistencia sanitaria. La policía, que en un primer momento tardó bastante en reaccionar, ascendió por la barrera para socorrer a la espectadora mientras acudía personal de la enfermería de la plaza y otros aficionados con conocimientos médicos.

Con la muleta, Padilla volvió a ser el centro de atención de los espectadores malagueños. Aunque durante unos segundos fue compartida la atención con un cantaor que se arrancó desde el tendido. El diestro supo "calentar" al público y tras un desplante en el que se desarmó en el epílogo de su faena La Malagueta gritaba al grito de "torero, torero". Le pidieron con insistencia las dos orejas, aunque la presidenta solo concedió una. Igualmente, su vuelta al ruedo fue triunfal, con bandera pirata incluida. La Malagueta despedía a un ejemplo de superación para muchos más allá del ámbito taurino.

Por su parte, entre los rostros conocidos que ayer se pudieron ver en el callejón se encontraban el diseñador gráfico Mikel Urmeneta -quien tiene una gran relación de amistad con Talavante-, el humorista Manolo Sarria, ubicado este en un burladero en el que también estaba el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, que intercambiaba opiniones sobre el transcurso de la corrida con el presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, y el diestro Salvador Vega.

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