Detenida una mula que pretendía transportar un kilo de cocaína adosado en su cuerpo desde Málaga a Melilla
La Policía Nacional también arrestó a un hombre que la acompañaba y a otro que se dedicaba a captar y preparar a las portadoras
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Se encontraban en la localidad de Torremolinos y se dirigían hacia el aeropuerto de Málaga cuando fueron interceptados por los Grupos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Jefatura Superior de Policía de Melilla y de la Comisaría Provincial de Málaga, en colaboración y coordinación, establecieron un dispositivo específico de control en torno a los miembros de un grupo criminal. Tras el correspondiente registro y cacheo de una mujer, sobre la que existían sospechas de que se dedicaba al transporte de droga, los agentes hallaron un kilogramo de cocaína adosado a su cuerpo, por lo que resultó detenida.
Del mismo modo, los investigadores procedieron en ese momento a la detención de un hombre que la acompañaba. Días más tarde, en Melilla, los agentes detuvieron a otro miembro de la organización que se dedicaba a captar y preparar a las portadoras, desarticulando así a este grupo criminal.
La investigación se inició hace varios meses por la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de Melilla, al tener conocimiento de la existencia de un presunto grupo criminal que se estaría dedicando a introducir sustancias estupefacientes, principalmente cocaína, desde Málaga hacia Melilla, con el objetivo de abastecer a los distintos puntos de venta al por menor o menudeo.
Tras el análisis de distintas informaciones, los investigadores averiguaron la existencia próximamente de uno de esos viajes, por lo que se decidió ejecutar la actuación policial con la colaboración de Udyco de Málaga.
Así operaba la banda
El grupo se dedicaba a obtener cocaína en la península y distribuirla en Melilla a través de la línea aérea regular. Para ello, captaba y preparaba a personas residentes en Melilla, que portaran la sustancia adherida a sus cuerpos (conocidas como mulas) aprovechándose de sus necesidades personales, sociales y/o económicas, a las que después les realizaban pagos realmente pírricos, por cada envío que llevaban a cabo.
Esta modalidad, cada vez más utilizada por estos grupos delincuenciales, con distribución de funciones, resulta ser muy rentable para los cabecillas, por los continuos viajes rápidos que ofrece el tráfico aéreo que hace que se puedan transportar cantidades apreciables de dichas sustancias en poco tiempo.
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