Dibujitos, esa tradición veraniega

La boyante industria de la animación aprovecha las vacaciones para exhibir productos estrella, de secuelas de 'Ice Age' a atreverse con 'El Principito'

Dibujitos, esa tradición veraniega
Dibujitos, esa tradición veraniega
Pedro Ingelmo

16 de agosto 2016 - 01:00

Once de las cincuenta películas más taquilleras de la historia son de animación. La que se encuentra en un puesto más alto, el noveno, es Frozen, de 2013. A Disney su producción le costó 150 millones de dólares. Recaudó más de 1.200 sólo en taquillas. En un periodo de recesión del cine, con las salas reducidas a un cuarto, la animación es un valor seguro para las Majors del sector, que siguen moviendo cifras astronómicas. La gran venganza de John Lesseter, fundador de Pixar y despedido de Disney en su juventud, fue vender su compañía, que con Toy Story hace 26 años cambió para siempre lo que entendemos por dibujitos, a la empresa que prescindió de él. En 2007 Pixar, que había crecido a la sombra de George Lucas y Steve Jobs, el padre de Apple, fue adquirida por Disney por 7.400 millones de dólares. Y no fue un mal negocio.

Porque si decíamos que el sector es un valor seguro se debe a que prácticamente da igual lo que des al público. El público son padres que llevan a los críos en vacaciones al cine y compran los DVD como cuidadores. Cars 2, la peor película de Pixar con mucha diferencia obtuvo en sus tres primeros días de proyección en 2011 una recaudación sólo en Estados Unidos de 68 millones de dólares. Porque en la animación con lo que se juega es con todo el envoltorio. Cars 2 era una secuela. Casi todos los niños del mundo tenían algún referente de Rayo McQueen. Fernando Alonso hacía cameos con su voz en el filme, Sebastian Vettel participaba en el doblaje alemán, Juan Pablo Montoya en el latino y Antonio Lobato era el locutor de las carreras en el doblaje español. El guión es lo de menos.

Esta envoltura se puede ver en el verano, estación en la que las grandes entregan sus productos estrella con decenas de miles de copias destinadas a las mejores pantallas.

En Wall Street se da por hecho que una de las triunfadoras del verano será El gran cataclismo: Ice Age 5, que se ha estrenado este fin de semana en España. Ya ha recaudado 1.200.000 euros, aunque Ice Age 4 entró mucho más fuerte con casi tres millones de euros. Pero es sólo el principio. Será rentable. Para empezar no ha habido ni que inventar los personajes. Fueron con los que en 2002 empezó a andar Blue Sky, una filial de la todopoderosa Fox. Esta compañía se creó para hacer efectos especiales de comerciales. Fox la adquirió para que sus técnicos trabajaran para sus superproducciones. De Blue Sky salieron los efectos de Titanic. Luego entraron en el negocio de la animación y no han necesitado mucho esfuerzo creativo. Blue Sky trabaja básicamente con los personajes de Ice Age y con una segunda línea, Rio, cuya tercera entrega se estrenará en septiembre de 2017.

En dura competencia veraniega con la Blue Sky de Fox tiene que estar el número uno de la animación, la alianza Disney-Pixar. En esta temporada traen otra secuela, ya que se afinan mucho los riesgos, pese a que el riesgo era el sello de Pixar (los riesgos dan grandes películas como Up o Inside Out...). En este caso es una continuación de Buscando a Nemo, esa historia marina que reportó a Pixar 936 millones de dólares con una inversión de poco más de 90 en el año 2003. Ahora se llama Buscando a Dory y el director vuelve a ser Andrew Stanton, que había entregado a Pixar Bichos y Wall-E. Para la nueva generación de niños Buscando a Dory tiene el mismo tirón que para sus hermanos mayores tuvo Buscando a Nemo. Desde que se estrenó en junio en Estados Unidos ya ha recaudado más de 500 millones de dólares.

Un negocio tan suculento no se les puede escapar a otras grandes factorías del entretenimiento que hasta hace poco no estaban en el ajo. Es el caso de Sony. Como no tienen grandes activos creativos, trasladan de otros dispositivos sus personajes a la pantalla. Así ha nacido Angry Birds, un juego inventado en Finlandia y popularizado en los teléfonos móviles. Un crítico de Hollywood, Alonso Duralde, ha dicho de ella que "tiene tanta diversión como la gripe aviar". A Sony Pictures Animation, con éxitos menores, como Colegas en el bosque y sus LLuvias de albóndigas, la crítica no les duele si sus pájaros enfadados se están convirtiendo en el mayor éxito de su trayectoria animada.

Universal, con su división animada, Illumination, fue la última en llegar a este festín millonario, y es también la única que aporta algo relativamente novedoso a las pantallas infantiles con su Mascotas. Illumination es una creación de Chris Melendadri, que se salió de la Fox tras haber sido uno de los artífices de Ice Age, contrató para su nueva compañía a un animador francés, Pierre Coffin, que había trabajado para la división infantil de Spielberg. Resutó un acierto. Melendadri, que tiene el paraguas de Universal, pero libertad creativa, entregó primero Mi villano favorito y ya en 2015 un exitazo que derribó en el ranking a sus competidoras, Los Minions, logrando arrancar de taquilla más de 800 millones de dólares pese a unos costes de producción hasta modestos para lo que se estila entre las grandes: 74 millones. Mascotas, cuya dirección se ha encargado al segundo de Coffin, Chris Renaud, entró como un tiro en Estados Unidos y con 103 millones de dólares su primera semana supuso el mejor arranque de una película de animación que no sea secuela, pese a que su guión apenas tiene sorpresas.

Así no es extraño que la animación europea apenas halle huecos en las semanas estelares de estreno. Un año ha tenido que esperar la producción francesa El Principito para encontrar cartel en España. Se estrenará el próximo mes de septiembre.

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