educación | nuevas incorporaciones a los institutos andaluces

Docentes a los 40, un nuevo comienzo

  • Las bolsas restringidas y extraordinarias creadas para cubrir las vacantes y la bajada a las 19 horas lectivas del profesorado crean otro perfil en el aula

Edad: 40 años o más. Profesión: diversa. Químico, arqueólogo, informático, farmacéutico, responsable de control de calidad, incluso, panadera. Nuevo reto: la docencia. No son pocos los profesores que debutan este curso en las aulas de institutos públicos después de llevar dos décadas en el mercado laboral totalmente ajenos a la enseñanza. Muchos tienen vocación, aunque quizás no fuera su primera opción recién terminada la carrera. Sin embargo, ahora han hallado un hueco en el sistema educativo. De forma imprevista, gracias a las bolsas restringidas y extraordinarias creadas para poder cubrir las vacantes ocasionadas por las tasas de reposición y la bajada a las 19 horas lectivas del profesorado, recibieron la llamada del número largo. Ese que les daba, de viernes para lunes, la oportunidad de un nuevo comienzo dejando atrás todo lo anterior.

Julián Jiménez tiene 40 años, es cordobés y licenciado en Química. Llevaba desde los 24 años trabajando en temas comerciales y luego llevando el I+D de empresas de fertilizantes, la última una multinacional portuguesa. Echó la bolsa extraordinaria, salieron nueve vacantes en Andalucía y su nombre se coló entre los nueve primeros. Además de su titulación, los cursos, el máster, los idiomas -tiene el B2 de inglés- y su formación en prevención de riesgos laborales sumaron puntos. Cuando lo llamaron no se lo pensó. Dejó su empresa y se vino al IES Gerald Brenan, en Alhaurín de la Torre, como profesor de Física y Química. "Lo considero un logro porque siempre me ha gustado la docencia, aunque ganaba más en la empresa privada y me tengo que desplazar todos los días desde La Rambla de Córdoba hasta Alhaurín, me gusta y me compensa", dice Julián y afirma que se ha metido "de cabeza".

Antes todo era más numeral, se hacía un examen y se ponía la nota"

Primero tendrá que ejercer como profesor interino y en 2018 presentarse a las oposiciones, que aún no han sido convocadas. "Cuando acabé la carrera salí haciendo prácticas y me hicieron pronto mi primer contrato, fui ascendiendo y por eso no lo he hecho antes, pero sí tenía la inquietud", reconoce este docente que asegura haberse integrado "muy rápido". "Me está resultado fácil porque he tenido la gran suerte de encontrar un equipo directivo que me ha acogido como a uno más", apunta. Imparte clases en 3º y 4º de la ESO y asegura que ha notado "una gran diferencia con mi época de instituto". Antes, "todo era más numeral, se hacía un examen y se ponía la nota, ahora hay mucha más valoración por proyectos y un abanico mucho más amplio de competencias", comenta Julián que afirma estar "muy contento" con sus alumnos. "Les aporto una visión más de industria, del mundo exterior y los caso un poco del libro al ponerles ejemplos de mi experiencia, y la verdad es que los chavales se han abierto", indica. Para este docente, los casos como el suyo pueden suponer un plus que hace "que la enseñanza sea más trasversal y aplicada a la vida real".

Arqueólogo de campo, vendedor de libros, monitor de talleres de difusión... Manuel Casado ha tenido una polifacética carrera a la que ahora suma un nuevo cambio. A sus 40 años, este sevillano acaba de comenzar como profesor de Geografía e Historia en el IES Portada Alta. "Hice el antiguo CAP y siempre he tenido la vocación docente, me gusta enseñar", explica Manuel. En 2016 aprobó las oposiciones y entró en la bolsa, pero hasta finales de este año no lo han llamado para trabajar como docente interino. Ahora mismo tiene una vacante para todo el curso, por lo que ha tenido que dejar su familia y alquilarse un piso en Málaga. "Siempre he sido autónomo, estaba en una situación laboral inestable y la enseñanza pública te ofrece más garantías", dice y confiesa que aunque "enfrentarse al aula cuesta porque son muchos chicos y muy distintos, lo llevo bastante bien, soy una persona paciente".

También sevillano, concretamente de La Puebla de Cazalla, es su compañero Jorge Díaz, que acaba de ingresar como profesor de Física y Química en el mismo centro malagueño, el IES Portada Alta. Jorge, de 41 años, es licenciado en Química por la Universidad de Granada y viene de trabajar en el sector de la aceituna de mesa. Ha sido responsable de calidad e I+D, además de gestionar la prevención de riesgos laborales. En 2006 pensó en la docencia, realizó el curso de adaptación y echó una bolsa para Formación Profesional. Pero ésta se movía tan poco que Jorge pensó que antes de llamarlo le llegaría la jubilación. Llegó entonces el momento de tener familia y la necesidad de trabajar y fue en el sector privado donde encontró la oportunidad. Pero de "sopetón" le cambió radicalmente su película. "Un viernes a primera hora de la tarde me llamaron de la Delegación. Estaba en la bolsa restringida de FP y me dijeron que me pasaban a la general de Física y Química, el lunes a las 8:00 tenía que estar en Málaga", relata. Asegura que no dudó y que su mujer, también maestra interina desde hace cuatro años, terminó de convencerlo. "Siempre soñamos en ser los dos docentes algún día, ha sido un cambio radical pero he acertado, ahora mismo no cambiaba este trabajo por ningún otro", señala Jorge Díaz, que se ha pedido una excedencia en su empresa.

Aunque estudia todos los días y los fines de semana, a pesar de que Física de segundo de Bachillerato le está costando un poco, ahora trabaja en "en función de la responsabilidad personal y no tengo que estar conectado las 24 horas, incluso en vacaciones, tengo menos estrés", comenta. Para no alejarse mucho de los suyos y ahorrar en el alquiler todos los días invierte tres horas en el camino de ida y vuelta, aunque afirma que no le pesa ni la carretera, ni las horas, ni los alumnos. Al revés, "la adaptación ha sido muy rápida y muy buena", sostiene y explica que lo que más le satisface es "cuando explicas algo y te entienden tus alumnos". En el aula 10 del IES Politécnico Jesús Marín, el almeriense Félix Pizarro imparte ofimática e informática a un Grado Medio y a un Grado Superior. Diplomado en Empresariales e Informática de Gestión por la Universidad de Almería, Félix cubre una baja de un mes en su debut en la enseñanza. Tiene 49 años y cuenta con 15 de antigüedad en la empresa de informática que ofrece soporte técnico a Cajamar. Una excedencia de cuatro meses le ha permitido probar esta nueva experiencia. "La materia que doy la conozco sobradamente, tendría más inseguridad si no fuese así", afirma y reconoce que hizo el curso de adaptación a la enseñanza con su mujer "como una opción más". Pero no se presentó a las oposiciones porque siempre le fue bien en el sector privado. Desde 2004 estaba en la bolsa pero nunca lo habían llamado hasta ahora.

Imparte en horario nocturno, por lo que sus alumnos son adultos, con una media de edad de 28 ó 29 años. "Algunos son ya trabajadores, saben lo que quieren y creo que es un poco más fácil que dar clase a adolescentes", indica. Aunque todos los días se tiene que preparar las clases, sostiene que no le está resultado difícil. Es más, afirma que le está gustando la docencia. "Son ritmos distintos de trabajo con respecto a la empresa, depende de la clase, del nivel y de los alumnos y cuentas con mayor flexibilidad a la hora de marcarte tu trabajo, la verdad es que echaría el curso completo", considera el docente debutante.

Pero no sólo su madurez le aporta calma para enfrentar el nuevo reto. Su bagaje supone un plus en el aula, más aún en la Formación Profesional. "La experiencia laboral sitúa al alumnado en el mundo real, puedes orientarlos más según tus conocimientos del mercado y volcar toda la práctica adquirida", apunta Félix Pizarro. Su decisión de dejar en pausa su carrera profesional para iniciar esta aventura no ha sido por una cuestión económica ni de estabilidad. "Más bien por vocación y por probar otra cosa, si siempre fuese tal y como me he encontrado aquí no me lo pensaba y me pasaba a la enseñanza", concluye.

Marta Pérez Campoy, de 41 años, sí que tomó una decisión drástica y cerró el negocio que había montado con un familiar, una academia de clases particulares, para cubrir un permiso de maternidad hasta el mes de abril en el IES Litoral. Licenciada en Química por la Universidad de Almería, imparte Anatomía, Oficina de Farmacia y Promoción de la Salud en un Grado Medio. Emprendedora y valiente, terminó la carrera "cansada de estudiar" y no pensó en opositar. Todo lo contrario, montó un despacho de pan porque "quería trabajar con las manos". Cuando la crisis hizo mella en su negocio pensó en reinventarse y montó una academia que ha tenido activa durante siete años. Al mismo tiempo ya estaba en dos bolsas de trabajo para ingresar en el sistema educativo. En 2016 se presentó a las oposiciones. "No pensé que me iban a llamar tan pronto, tuve que tomar la decisión en dos días, pero era autónoma y ésta es mi oportunidad de mejorar profesionalmente, de tener más estabilidad, ha sido una decisión familiar", dice. En su caso, que la responsabilidad del hogar esté compartida al 50% con su marido, también profesor en la concertada, le facilita que pueda pasar cinco días a la semana fuera de casa. "Cuando emprendes algo nuevo te da miedo, es lógico, pero me han ayudado y me he sentido acogida, en este nuevo mundo la mayor dificultad la encuentro en la burocracia, hay muchísimo papeleo", afirma Marta. Pero como a ella no le va eso de quedarse "encapsulada en un trabajo tantos años", aunque tenga que reciclarse, volver a estudiar y prepararse antes de ponerse frente a sus alumnos, que tienen entre 16 y 53 años, el esfuerzo merece la pena.

También está resultado más que positivo para Juan Luis Espinar, un granadino de 52 años licenciado en Farmacia que regentó su propio negocio durante años en el País Vasco. Cuando vendió su farmacia para volver a Andalucía fue distribuidor de productos de biotecnología y más tarde ingresó en la enseñanza privada como socio y profesor de un colegio en Atarfe, una experiencia que acabó mal. "Cuando empezaron los problemas en el centro y llegó el concurso de acreedores me preparé las oposiciones", relata Juan Luis. En 2016 entró en la bolsa y el mismo día de su cumpleaños, el pasado 16 de noviembre, recibió la llamada del número corporativo. Para Juan Luis la diferencia con la privada la ha notado "para mejor, en cuanto a horarios, recursos materiales en los centros... todo es mejorable, pero para mí ha sido un cambio brutal, estoy alucinando".

En el IES Litoral imparte Farmacia y Parafarmacia en un Grado Medio de la familia sanitaria. Con sus alumnos, muchos mayores de edad, puede aplicar su experiencia profesional y asegura sentirse en su "medio natural". Se siente un privilegiado y está animado a estudiar para llegar a ser funcionario de carrera. Como Juan Luis, Marta, Félix, Julián, Manuel y Jorge son decenas los andaluces que están desplazados en Málaga debutando en la docencia. Otros tantos son los malagueños a los que les ha tocado salir fuera, como Miguel Escobar que ha empezado en Huelva a impartir clases de Tecnología. O Julio Izquierdo, un matemático que después de dar muchas vueltas profesionales ha encontrado en las aulas del IES La Roda un nuevo e ilusionante comienzo.

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