Dulces XL

Lo que a simple vista parece una confitería y panadería normal y corriente dentro esconde una especialidad que a más de un goloso haría la boca agua. En Casa Kiki el tamaño sí importa y sus palmeras son un ejemplo de ello. Pesan casi dos kilos y vienen rellenas de nata, crema, trufa, kinder bueno, nocilla, chocolate blanco o dulce de leche, variedad a la que dentro de poco incluirán dos sabores nuevos como el huesito o la cereza. Una pluralidad que se incrementa casi día a día en parte por la propia demanda del cliente, y es que ganas de innovar no faltan. Entre las vitrinas repletas de dulces se esconden locas, quesitos y cañas de chocolate que superan en creces el tamaño original de estos postres.

Lo que comenzó siendo una idea original para una fiesta de cumpleaños se ha convertido en el distintivo de este establecimiento que lleva casi 30 años en la capital. En ventas, ya superan casi las 400 palmeras semanales, lo que significa una producción media de alrededor de 60 palmeras gigantes diarias. "Llega gente de todas partes de la provincia, e incluso se han llevado palmeras a otras ciudades donde no las conocen porque resulta un regalo original", expresó María José Garrido, encargada de la tienda. Y aunque las palmeras se han convertido en la estrella de la confitería el resto de dulces gigantes también comienzan a cobrar protagonismo. Las ventas de locas ya se acercan a las 70 unidades a la semana. Además, los postres no son los únicos que han crecido, ya que debido a la gran demanda diaria se han visto obligados a incrementar el número de personal, y en los próximos meses ampliarán el local.

González no deja de buscar sensaciones nuevas para el paladar. Entre los clásicos borrachuelos o el roscón de reyes, otra de las nuevas especialidades aunque aún no tan conocidas, son las cañas saladas de hojaldre rellenas de jamón y queso. Y para los que prefieran disfrutar de una merienda individual, las palmeras que hasta ahora todos conocíamos, esas que pueden cogerse con una sola mano, también pueden tomarse con el relleno que caracteriza a los particulares corazones gigantes. En cuanto a la tanda de precios, estos varían desde los 7 hasta los 15 euros dependiendo del relleno.

Casa Kiki ya cuenta con tres locales repartidos por la capital desde que en 1984 su fundadora Isabel R., más conocida por sus familiares y amigos como Kiki, implantara la primera tienda en la calle Corregidor Nicolás Isidro, en la barriada de Portada Alta. Un centro con fabricación de pastelería y panadería propia que a día de hoy se encarga de la producción de pastelería pasa ambos locales y del relleno y decoración de las palmeras gigantes. Un negocio familiar que ahora regenta María José González desde que hace 15 años abriera el segundo establecimiento en la calle Gaucín con la idea de reunir en un mismo local una panadería, pastelería y cafetería. Por su parte, este comercio se encarga de la fabricación y abastecimiento de pan y hojaldre para los dos negocios. Asimismo, desde hace poco más de un año trasladaron la cafetería al local de enfrente, donde también se puede degustar el pan y los postres de esta casa. No obstante, a pesar del traspaso de la cafetería el espacio sigue siendo insuficiente para una producción que crece diariamente, por lo que esperan poder ampliar el edificio tras el alquiler de un nuevo local. "A día de hoy estamos desbordados con la palmera, ha gustado muchísimo", comentó González.

Esta constante ampliación del negocio y la alta demanda diaria ha hecho que sea posible aumentar el número de trabajadores, que entre los tres establecimientos ya dispone de 21 empleados. Un negocio que es capaz de endulzar el paladar de toda una familia o un grupo de amigos a la vez de una forma diferente, o de soplar las velas del próximo cumpleaños de una manera de lo más original y divertida.