Educación acomete la segunda fase de la retirada del amianto en colegios

Salen a concurso los contratos para eliminar las uralitas de los centros Guadalmedina, Palma de Mallorca y Ciudad de Jaén

Un cartel anuncia las obras en el colegio José Calderón, en diciembre / Javier Albiñana
Encarna Maldonado

Málaga, 28 de febrero 2017 - 02:07

La Consejería de Educación inicia la segunda fase de la retirada del amianto al sacar a concurso los contratos para suprimir este material cancerígeno de los institutos Guadalmedina y Palma de Mallorca, y del colegio Ciudad de Jaén, donde estudian 1.862 alumnos. El importe global con el que parten las tres licitaciones asciende a 778.000 euros. De esta cantidad, 268.000 euros corresponden al presupuesto inicial del Guadalmedina, ubicado en Málaga, 260.000 euros al Ciudad de Jaén, de Churriana, y otros 249.000 euros al instituto Palma de Mallorca, de Torremolinos.

La convocatoria, publicada ayer en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), prevé que las empresas interesadas puedan presentar sus propuestas en marzo y un periodo de obras de dos meses. Este calendario significa que la retirada efectiva de las uralitas en los tres centros se llevará a cabo una vez que empiecen las vacaciones de verano. El plan para eliminar antes de 2022 el fibrocemento en colegios e institutos se aprobó el verano pasado con un presupuesto global de 60 millones de euros, de los que 20 millones corresponden a las actuaciones a desarrollar en la provincia de Málaga, donde se calcula que hay no menos de 30 centros con este material en cubiertas y elementos constructivos como bajantes y canaletas. Educación organizó durante las vacaciones escolares de navidad la primera fase de la retirada de las uralitas en 10 centros educativos, entre los que figuraba el CEIP José Calderón, de Campanillas, uno de los pioneros en la lucha contra el fibrocemento.

El amianto, popularmente conocido como uralita, marca de la principal empresa española que lo fabricaba y comercializaba, era un componente de uso común en las planchas metálicas que se popularizaron en el siglo XX en la construcción, especialmente en las cubiertas de los edificios, porque eran efectivas contra la lluvia y, sobre todo, muy baratas. Sin embargo, después se ha demostrado científicamente que tienen relación directa con un tipo de cáncer de pulmón denominado mesotelioma pleural maligno, porque cuando las planchas alcanzan los últimos años de su vida útil o se deterioran desprenden fibras minúsculas que se almacenan en los pulmones.

El plan para suprimir el fibrocemento arrancó en diciembre en diez centros públicos

El cáncer asociado al fibrocemento se caracteriza por tener un periodo de latencia muy largo, que oscila entre los 20 y 40 años. Se trata, además, de una enfermedad compleja porque tiene un diagnóstico complicado, pocas posibilidades de tratamiento y el inicio de los síntomas es brusco.

El uso del amianto está prohibido desde 2002 y la Unión Europea ha establecido en 2030 el tope para que se retire en su totalidad de todos los edificios. El uso de este material en colegios e institutos se generalizó en la década de los 60 cuando, al calor del boom demográfico, el éxodo rural y la escolarización obligatoria, se activó el denominado plan PUA (plan urgente andaluz) para dotar de espacios escolares los barrios emergentes , que son los que han protagonizado la lucha para que se elimine.

Los primeros movimientos contra el amianto en los centros educativos comenzaron en la primera década del siglo XXI, con colegios como el José Calderón a la cabeza. En 2014 ardió el cine Victoria de Málaga, que también tenía el techo de uralita, extendiendo la preocupación entre los vecinos. A partir de ahí nació en Málaga la plataforma Amianto 0 que lucha por la retirada de este material no solo de los colegios, sino de numerosos edificios industriales y residenciales.

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